Estos días hemos estado por Oliana y por Santa Linya, escuelas que parecen un plató de cine: fotógrafos colgados, cámaras desde varios ángulos en el suelo, cuerdas estáticas por doquier; todo para no perder detalle de los escaladores fortísimos dando pegues inhumanos…A veces tanto tinglado me hace sentir como una intrusa en medio de un rodaje, otras veces pienso que vale la pena: como cuando se inmortaliza a los máquinas tipo Sharma que dejan mudo al respetable con encadenes como la Dura dura (9b+). Ese día tuvimos la suerte de estar allí y disfrutar del espectáculo, piel de gallina mediante.
La cuestión es que, entre tanto fotógrafo profesional, me sentí cohibida al colgarme de un jumar y dar mis primeros pasos en la absoluta vertical. Si lo de jumarear cansa, ya no te digo lo de estar un buen rato colgada del arnés. Pero todo fue por una buena causa:
Si d’alguna via vull tenir fotos, és d’aquesta.
La cuestión es que, entre tanto fotógrafo profesional, me sentí cohibida al colgarme de un jumar y dar mis primeros pasos en la absoluta vertical. Si lo de jumarear cansa, ya no te digo lo de estar un buen rato colgada del arnés. Pero todo fue por una buena causa:
Si d’alguna via vull tenir fotos, és d’aquesta.
Esteve Casas, después de encadenar Los Humildes pa casa (Oliana).
No tenemos una súper cámara, ni yo tengo demasiada idea, ni tampoco pude disparar desde el mejor ángulo porque no queríamos molestar a nadie (no ocupamos la vía en sí, que hubiese sido la mejor ubicación), pero son fotos hechas con cariño y con dolor inguinal. Y es que la línea lo vale, vista desde arriba es espectacular.
No tenemos una súper cámara, ni yo tengo demasiada idea, ni tampoco pude disparar desde el mejor ángulo porque no queríamos molestar a nadie (no ocupamos la vía en sí, que hubiese sido la mejor ubicación), pero son fotos hechas con cariño y con dolor inguinal. Y es que la línea lo vale, vista desde arriba es espectacular.