Esta tarde he hecho algo que me ha gustado mucho: he estado en La Salle con el grupo de entreno de Els Bous, compartiendo experiencias y ayudando (o entorpeciendo) con el entreno. He sentido envidia sana al ver el buen ambiente y lo a gusto que entrenan juntos. Hacerlo sola es un coñazo –lo del entreno-.
Ya que hablo de nuevas experiencias, el domingo pasado fuimos varios de la familia a una carrera de 10 km en Vilafranca. Oh, qué gozada: correr individualmente dentro de una gran masa jadeante, la sensación de esfuerzo personal, los ánimos del público, las musculosas piernas masculinas… Lo tengo clarísimo: si no escalase, correría. Disfruté como hacía tiempo. Me encanta sentirme novata y fijarme en la gente que domina del tema; es un constante descubrimiento. Aunque, eso sí, lo de correr no es lo mío, tardé mis lentos 55 minutos. La ganadora hizo 37’ y el ganador 30’55’’, me parece increíble. Esteve, corrió en 39 minutos, que tampoco está nada mal para ser su primera carrera (a mí me sigue pareciendo un tiempo increíble, pero bueno, se ve que los hay a puñados que corren con tanta o más prisa).
Ya que hablo de nuevas experiencias, el domingo pasado fuimos varios de la familia a una carrera de 10 km en Vilafranca. Oh, qué gozada: correr individualmente dentro de una gran masa jadeante, la sensación de esfuerzo personal, los ánimos del público, las musculosas piernas masculinas… Lo tengo clarísimo: si no escalase, correría. Disfruté como hacía tiempo. Me encanta sentirme novata y fijarme en la gente que domina del tema; es un constante descubrimiento. Aunque, eso sí, lo de correr no es lo mío, tardé mis lentos 55 minutos. La ganadora hizo 37’ y el ganador 30’55’’, me parece increíble. Esteve, corrió en 39 minutos, que tampoco está nada mal para ser su primera carrera (a mí me sigue pareciendo un tiempo increíble, pero bueno, se ve que los hay a puñados que corren con tanta o más prisa).
Esteve dándolo todo tras 5 km. Foto: running2life. |
Saludando a mis abuelos que estaban en el balcón. Foto: mi adorable abuelo Antonio. |
Imagino que lo de correr como liebres silvestres hizo mella en nuestras fuerzas. O eso quiero pensar, porque al día siguiente fuimos a Calders y no solo no nos comimos un rosco sino que nos arrastramos como gusanos, silvestres también. ¿A quién quiero engañar? Con carrera o sin carrera, escalar bien en Calders (ojo, ya no digo encadenar) se me antoja como algo milagroso.
Esteve en Radicals lliures (7c) asegurado por Ignasi, otra liebre en potencia. |