Feliz e hinchada chapo la cadena de una vía mítica para mí: Aromes de Montgrony, el 8a+ más famoso de la Vena (Montgrony). Varias veces he expresado en este blog lo mucho que me gusta este rincón del Ripollès, no solo por sus vías sino también por su paisaje ultra-bucólico (y por sus setas, para qué engañarnos).
Estoy convencida de que a la mayoría de los escaladores nos ha pasado esto en más de una ocasión (y no me refiero únicamente a lo de perder el encanto del lactante). Hablo de una ruta que, primero, es inaccesible y ves a gente que consideras fuerte sufrirla y encadenarla y, más adelante, llega el día en que tú intentas los movimientos por primera vez. Dicho melindrosamente, es un momento sublime, el preludio de un posible encadene: tocar los cantos, leer los pasos, llegar a la reunión... Es el principio del fin. Cuando la encadenes ya nunca más será un reto para ti -¡qué pena!- aunque podrás celebrarlo bebiendo cerveza -¡qué alegría!-.
Por cierto, para que podáis disfrutar de una auténtica jornada de reflexión electoral, os recomiendo ir a relajar la neurona al Open Bloc del Piri.