El verano se acaba, lo intuyo en el bosque, lo huelo en el aire, lo presiento en lo más hondo de mí y lo veo de reojo en el calendario que tengo al lado, que dice que el otoño empieza el 21 de este mes.
Este año la temporada estival ha sido totalmente vacacional, por una vez no me quejaré de mi falta de ociosidad. Lo que sí me gustaría comentar es un par de cosas -quizás tres si me acabo la cerveza- que me vienen a la cabeza en estos últimos días veraniegos:
He estado nadando un día por semana y juro ante el cartero (no acostumbran a pasar notarios por casa, espero que el cartero os valga) que me ha ido muy bien de cara a la roca, nunca de espalda. Ya, ya se que se dicen muchas cosas acerca de los deportes que son mejores o peores para complementar la escalada. No se demasiado de ello, ni tampoco creo que debáis hacerme caso, pues tan solo hablo de mí y de mi cuerpecillo de arenque. Creo que el quid de la cuestión, o sea, el beneficio que me ha proporcionado, se basa en el entreno de la respiración pulmonar. La braquial la dejo para el año que viene y ya os cuento.
La lucha fue titánica, os lo aseguro, no sabéis lo que pesa un pollo de granja inundado en mayonesa a partir de los 30 metros de desplome. Pero la hice, y luego pude celebrarlo con una pájara y bajada de tensión durante una hora a pie de vía. ¡Alegría, alegría!
Dejémoslo aquí, que tras hablar del sándwich veo a mi cerveza muy triste y sola. Me voy a buscarle compañía.
- La natación
He estado nadando un día por semana y juro ante el cartero (no acostumbran a pasar notarios por casa, espero que el cartero os valga) que me ha ido muy bien de cara a la roca, nunca de espalda. Ya, ya se que se dicen muchas cosas acerca de los deportes que son mejores o peores para complementar la escalada. No se demasiado de ello, ni tampoco creo que debáis hacerme caso, pues tan solo hablo de mí y de mi cuerpecillo de arenque. Creo que el quid de la cuestión, o sea, el beneficio que me ha proporcionado, se basa en el entreno de la respiración pulmonar. La braquial la dejo para el año que viene y ya os cuento.
- El sándwich de pollo
La lucha fue titánica, os lo aseguro, no sabéis lo que pesa un pollo de granja inundado en mayonesa a partir de los 30 metros de desplome. Pero la hice, y luego pude celebrarlo con una pájara y bajada de tensión durante una hora a pie de vía. ¡Alegría, alegría!
Dejémoslo aquí, que tras hablar del sándwich veo a mi cerveza muy triste y sola. Me voy a buscarle compañía.