jueves, 19 de julio de 2012

Escalada de calor

Ni con los más refinados métodos refrigerantes puede una escalar a gusto los días de ola de calor. Por mucho que me vaporice con mi inseparable fru-fru a pie de vía, es imposible no asarme mientras trepo, dudando de si poner más magnesio en mis manos o echarlo directamente en el sobaquillo.

Escalar con calor es un asco pero con más motivo aun si, encima, nos da por ir a sitios prohibidos durante la canícula. Es el caso de Tres Ponts, donde, cuando el calor aprieta, aparece una eficaz peluquera que te apunta insidiosamente con su secador más potente. Eso hasta las siete de la tarde, momento en que la peluquera se pira y entra una humedad aplastante que te hace boquear a partir de la primera chapa. Acabas la jornada hecha un pingo, sin yemas y deshidratada, pero con un gran peinado.

La intención era pasar tres días ahí, pero después de la primera sesión de estilismo en el averno, decidimos volver a casa. Ahí empezamos a enmendar nuestro error porque, y si miento que me corte el pelo la susodicha peluquera, Sant Llorenç del Munt es, de largo, el sitio más fresco de aquí a la China (entendiendo la China como Pirineos). Ayer mismo me ponía, emocionada, una manga larga mientras aseguraba.
Foto de un incendio cercano a Sabadell tomada desde el aireado sector de el Mur Blau. El fuego ha sido rápidamente extingido y hemos observado con todo detalle el cambio de corrientes de aire que, supongo, habrán ayudado a apagarlo.

La actualidad también está que arde: celebremos que, por fin, un medio escrito de gran difusión, y no estoy hablando del Qué me dices -aun no hemos llegado a tan alto nivel- sino de La Vanguardia, incluye noticias de escalada entre sus páginas.
Gran noticia de este, nuestro deporte, en La Vanguardia, 19-07-2012

El hecho de que el protagonista, con una gran soltura apreciable en la foto, ni se desabrochase la chaqueta, ni se quitase los zapatos para emular a spider-man en ese “gimnasio” escolar, da que pensar que no sea el real héroe en vez de un príncipe viejuno. A parte de preguntarnos por qué una noticia de tal calado no aparece en portada, poca cosa más se extrae de ella. Se puede apreciar que el verano no sólo ha llegado a las redacciones de los diarios, que desbordan de información apasionante, sino también a este blog, que se nutre de sus mejores reportajes. 

lunes, 9 de julio de 2012

Margalef Xtrem 2012

Tortazo el que me ha pegado la resina después de un par de meses sin entrenar. Me duele hasta al estornudar y todo gracias a la competición en Margalef sobre la nueva estructura de Gárgola. Es decir, hoy voy a ir al grano que tengo que continuar con lo que me pide el cuerpo: comer y dormir.
El sábado, aparte de la fanática compe, emocionante y espectacular, hubo más distracciones poco habituales para mí: desde observar a verdaderos cracks del slackline haciendo virguerías hasta pasar media tarde haciendo el ganso con el resto de competidores en la piscina municipal (hasta el momento a esos lugares yo solo iba a nadar) y reencontrarme con amigos que hacía eones que no veía. 
Eileen y yo en la final. Ella encadenó tres bloques, yo uno, el mismo sobre el que estoy en la foto.
En Margalef también descubrí un par de cosas interesantes: La primera fue testar los nuevos pies de gato Tatanka de Tenaya en la misma competición, enamorada me tienen por su comodidad y agarre desde el momento cero. La segunda fue aclarar, por fin, el origen de las picadas que me aparecieron hace una semana por brazos, piernas y cuello. Pensando que eran pulgas y que mi perra era “the matrix” pulgosa, al final resultó ser obra de los malditos chinches Gijonenses. Se ve que las picadas de chinche reaccionan una semana más tarde, pero eso no lo descubrí hasta que indagué un rato por San Google y observé las mismas picadas en los cuerpos de mis compañeros de la selección catalana. Cada uno atribuía un origen distinto a sus picadas, pero ahora ya está esclarecido el misterio (y menos mal, porque estaba a punto de ponerme a ladrar pidiendo un collar antipulgas).
Para acabar de rematar(me), el domingo fui con Esteve a escalar a finestres donde probamos el fustigador (8a+), cuyo nombre describe la vía a la perfección. Yo acabé totalmente fustigada pero Esteve, nada más llegar a casa, continuó con sus labores de corte y confección que pronto merecerán un buen post. 
Esto es lo que yo llamo publicidad engañosa: tan trabajadora como me véis solo he ayudado un día. Ahora tengo a ese tropel de 5 tíos (traginers d'Ordal que dice Pau) currando de lo lindo. No sé si Esteve les ha amenazado o qué, pero van a toda leche.

jueves, 5 de julio de 2012

Deportes acuáticos

Hace poco más de un año que descubrí las delicias de la natación, especializándome en tragar agua clorada. El verano pasado, decidí aprender de una vez por todas y me apunté a un cursillo de natación que me fue de perlas para tragar más agua pero también para engancharme a ello (¿será solo cloro lo que le echan a la piscina?).

El caso es que, después de nadar libremente todo el año, me he vuelto a apuntar, para que me corrijan los vicios (je je) e intentar mejorar mi… ¿estilo? Sea como fuere, me he apuntado a unas clases que comienzan a las 8 de la mañana, que, casualmente, es la hora elegida por la sección geriátrica de cursillistas. Ya cuando los ví el primer día mis neuronas se relamieron: me encanta escuchar a la gente mayor cuya experiencia solo es alcanzable a base de echarle horas a la vida. Son dos hombres y dos mujeres que, para fastidio del monitor, las dos se llaman como yo, o mejor dicho, yo me llamo como ellas. Según su bondadosa mirada, nado como un ágil salmonete y no dejan de recordármelo. Yo aprovecho para alabar su energía y voluntad. Y así estamos, idolatrándonos entre largo y largo para llegar a casa con altivez acuática y las yemas blanditas.

Hablando de experiencia, agua y yemas blanditas, se me ocurre que hay otra manera de aunar estos tres factores y, además, escalar: La experiencia, vendrá de la mano de Gárgola con una nueva estructura que es espectacular; el agua, la pondrán los organizadores con aspersores y otros métodos refrescantes; y, las yemas blanditas, serán las vuestras si decidís venir a escalar y a gozarlo, mi amol, a este festival donde la jarana está asegurada. El evento es este sábado en Margalef y ya tengo preparado mi pulverizador (yo siempre le he llamado fru-fru) para disparar a todo lo que se mueva.
Tentadora estructura la de Gargola... sí, es una gran teta.
 

lunes, 2 de julio de 2012

Con nocturnidad y alevosía

A continuación adjunto reportaje gráfico que da fe de lo sucedido este fin de semana en Rodellar, después de la, llámale competición, llámale performance, nocturna en la Gran Bóveda. 
Intrigas en el podio, así es la cruda realidad y yo os la muestro. (click en imagen y luego botón derecho y ver imagen)
El evento consistió en escalar en ausencia del astro rey pero auxiliándose de un frontal en la Gran bóveda. Las chicas ascendíamos elegantemente (es decir, lentamente) por Coliseum (8a) en 10 minutos y los chicos tenían 7 minutos para trepar con brío por Gladiador (8a+ u 8b, dependiendo de la fuente de información).
Cielo nocturno (creo que me avergüenzo de escribir este tipo de obviedades)

Cosas que me quedarán grabadas a fuego en la memoria:
  • El tío que me gritaba “más rápido” mientras yo me cagaba en sus ancestros intentando reposar lo mínimo. También he de decir que nunca me han animado tanto. Fue emocionante y casi lloro de sobredosis de ácido láctico. 
Iris y yo, los infliltrados de Edelrid-Vaude rodeados de N-amigos (número indeterminado de enemigos, ay, amigos).
  • El escalador que mientras subía por la vía se giró hacia el público y gritó “Esa peña” pero que muchos entendimos “Viva España” y nos descojonamos observando la estampa surrealista del momento.
  • Dani Andrada: como dijo Jesulín, en dos palabras, “im-presionante”. Se nos saltaban las lágrimas de la risa y la tensión al ver a Dani subir como una flecha por la vía. Jamás vi algo parecido, una auténtica demostración de escalada de velocidad. 
Servidora escalando en Coliseum, aun me quedaban unos cuantos metros y minutos de goce y sufrimiento. Foto de Israel Macià.