sábado, 29 de junio de 2013

Examen de consciencia

Ayer hice un examen –casi me desmayo, ya no recordaba lo que era estar nerviosa de verdad- y he estado toda la noche en una alegre duermevela bipolar: intercalando espasmódicamente los recuerdos del examen, que el joputa de mi subconsciente exhibía en mi cabeza, con ideas alternativas conscientes para despistar a ese cabrón. Cada vez que estaba a punto de dormirme pensando en la rutinaria vida de unas marmotas alpinas, del fondo de su madriguera se aparecían mis respuestas para atormentarme hasta que una taquicardia me despejaba de golpe.

De todas formas, no todo ha sido tan estresante, he comprobado que ir a escalar una tarde de cada tres días de estudio me ha sido muy beneficioso. O como mínimo lo ha sido para la escalada, puesto que encadené La joia de l’Alamut (8b) en la Colònia Puig, Montserrat. Ahora solo falta que lo sea para la otra parte -contemplar la opción de suspender me da jaqueca- y podré dormir como una marmota mediterránea de nuevo.
He aquí un fotograma del vídeo que hicireon los chicos de Namuss Films en la vía de marras.
Hasta que me den la nota estaré con la maldita letanía del examen, así que he de llenar la cabeza de lo que sea para mi salud mental –para recuperarla, digo-. Una buena manera de hacerlo es echar un vistazo a las búsquedas en Google que han traído visitas al blog durante estos últimos meses:

como usar el escalador sin que me duela la cintura – la pregunta que me hago yo es otra, ¿cómo estás usando tú al escalador?
cuales son las grandes preguntas de la humanidad – lo que a mí me inquieta es que Google haya descubierto las preguntas trascendentales que nos hacemos en este blog.
como pasar de macho beta a macho alfa – hay que esforzarse mucho. Observa la naturaleza. A las hormigas rojas, por ejemplo.
como se escribe madafaqa – ya empezamos con las tautologías, hijo de la gran…
es nos mal que cuando reglo huelemal – e aquí una mecanógrafa novata menstruando
escalada en las peñitas – pa la peñita que escala en la montañita
escaladoras secso – secso grado, imagino.
fotos mias escalando - ¿de verdad hay alguien que pregunta eso a Google?
frases inexplicables de amor – mi corazón palpita como una patata frita
imagenes que diga q un verdadero caballero no habla lo que ase con su novia a sus amigos – ola ke ase?
las mas grandes preguntas de la humanidad – II Tomo. Empieza a preocuparme el criterio del sr. Google.
los mayas se equivocaron con el fin del mundo – No jodas!?! Y yo que pensaba que el juicio final ya había empezado in Spain, con tanta justicia repartida a diario…
macho beta humano – aquí hembra omega humana, ¿dígame?
metiorritos cañendo al mundo – menuda caña de metiorritos, eh Dimitri? el fin del mundo maya quizás no, pero el ruso ya ha empezado
niña con muchos demonios en Europa bueeeeno, aceptamos demonio como animal de compañía
ñiños de monio – ño, basta ña de de monios
que no me inviten a beber hoy vale, pues a ese ni agua
quiero resolver un misterio pero no tengo uno  esto va como va, querido Watson, si tienes suerte te toca (como a los de Método 3) y si no, pues a fastidiarse.
reacciones macho alfa abandonado – el aullido y las micciones descontroladas
soñar con pelos y lechugas en las piernas – pero, ¿lechugas iceberg o escarolas? El cambio puede ser muy significativo.
عکس لاک پشت نینجا ها – me he quedado de piedra hasta que he buscado la traducción y es “ Foto de las tortugas ninja”. Ahora lo entiendo todo.
vajinas grandes y qe se vean los pelos – no se me ocurre un final más bonito, oye. 

jueves, 13 de junio de 2013

Memorándum

Las compes no oficiales de primavera ya han acabado para mí. Ahora quedan las más divertidas y populares, como el Vilabloc este sábado en nuestra querida Vilafranca o el Open de Terrassa, dentro de dos semanas. 


De la última prueba, que fue el Campionat de Catalunya d’escalada en Bloc, aun me siento cansada pero puedo afirmar que ha sido la competición que más me ha aportado de todas. Los bloques de Fèlix y Helena fueron variados e imaginativos, creo que gustaron mucho a todo el mundo. Imagino que si solo hubiese probado los bloques que me pertocaban no me habría cansado tanto pero a Maud se le ocurrió que podríamos probar los bloques de la clasificatoria de los chicos. Sinceramente, blocar con ella es como asistir a una masterclass de movimiento en resina: la tía lee exactamente el movimiento y lo escala con todo el cuerpo, no solo manos y pies. Para mí es toda una novedad, ya que en roca no se acostumbra a escalar así, pero en cambio, está a la orden del día en las compes de bloque del mundo: dinamismos, equilibrios, tensión corporal, contorsionismos… Además, Maud también me dio varios consejos para mejorar cada intento; como el calentamiento adecuado, cepillar las presas (las de pie también), limpiar los gatos escrupulosamente, regalar un jamón al juez y otros trucos sacados de su dilatada experiencia en competiciones internacionales. Detalles que me gustaría recordar para próximas ocasiones aunque, tal y como estoy últimamente, es posible que lo olvide todo rápidamente. 

Momentos de la competición en la Sala Ingravita de Igualada.
Hemos aprovechado los intervalos entre cada competición para inaugurar la temporada en Sant Llorenç del Munt. Cada año me reafirmo: es un escuelón! Pues bien, estábamos un domingo en la Font Soleia y elegí La Panxa del Bou (7b+) para empezar. Sabía que la había probado pero no estaba segura de haberla encadenado. Consulté el 8a.nu desde el móvil y aparentemente no la había hecho durante el último año. Fue una buena jornada pues encadené bastantes vías así que por la noche estaba ilusionada de poder apuntármelas y, cuál fue mi sorpresa, cuando vi que La Panxa del Bou la tenía encadenada desde el 2009. Nunca imaginé que podría olvidar una vía, me quedé amnésicamente perpleja. 

También hemos estado algunos días por Margalef degustando los viotes de Vicent. Fue con él mismo y en la Catedral donde sacamos el tema: cómo puede ser que de algunas vías recordemos perfectamente los movimientos y que de otras no sepamos ni siquiera si las hemos probado. La hipótesis del clarividente equipador es que, en ocasiones, al cerebro le falta algo más que un tornillo; es decir, que nuestro organismo está ligeramente carente de algún elemento importante para la memoria (que debe ser lo que le sucedió a la Infanta, claro). En esos momentos sería más difícil retener la información de una vía. Aunque mí se me ocurren otras cosas relacionadas con el aprendizaje. Como sabéis, es más fácil recordar cuando se dan estas dos premisas: primera, que lo que estemos aprendiendo sea significativo para nosotros; y segunda, que lo que estemos aprendiendo esté ligado con nuestras emociones. O sea, que si probando una vía desciframos la secuencia lógica de movimientos y, además, su escalada nos produce algún tipo de emoción (felicidad porque es un nuevo proyecto, rabia porque no somos capaces de hacer un movimiento, etc.) será mucho más fácil recordarla en un futuro. Otra teoría sería la de “un clavo quita otro clavo”, es decir, llegado cierto número de rutas probadas, por cada vía que pruebas, otra que olvidas (una putada, pues no podemos ampliarnos la memoria).

Por este motivo se me hace necesario apuntarlo todo en libretas, en agendas, en papeles sueltos, en la mano... Y algunas insustancialidades –decidlo rápido- pero que no dejan de ser recuerdos, aquí, en el blog. Supongo que por eso mismo hoy llegamos a la entrada número 300


domingo, 2 de junio de 2013

El denominador común


Algunas compes me van mejor que otras, nada nuevo bajo el blog. Hoy, por ejemplo, en la última de las pruebas de la Copa de España (Barcelona), he quedado muy satisfecha conmigo misma al poder escalar suelta y decidida. Otras veces, como en la final de la semana pasada (Terrassa), sucede todo lo contrario: lectura pésima y corta ejecución. Eso sí, todas mis competiciones estatales tienen el mismo denominador común: una breve noche previa.


Tere y yo en la vía clasificatoria de Terrassa.

Normalmente son los nervios los que me desvelan, otras veces me cuesta dormir por el mero hecho de estar en lugares extraños y, en algunas ocasiones, simplemente son los ronquidos ajenos, los botellones callejeros o los chinches los que me han despertado. Podríais pensar que cuando compito cerca de casa (ergo, duermo en casa) debería tener más posibilidades de conciliar el sueño. Pero, como ya he demostrado muchas veces, las matemáticas no fallan y, aquí, el denominador común se cumple SIEMPRE
Así pues, os cuento: estaba anoche en mi silenciosa casa, relajada y tranquila, esperanzada por caer rápidamente en los confortables brazos de Morfeo. Cuando no llevaba más de una hora en el séptimo sueño, la persona con la que suelo dormir el 78% de las noches (me pirran las estadísticas ¿lo había dicho ya?), y que mantendré en el anonimato por el profundo respeto que le profeso –aunque anoche más que respeto fue rabia-, tomó la iniciativa para activar el denominador común, el cual se cumple al 100%. Os informo que el tipo este, el de la almohada vecina en un 78% de veces, es sonámbulo. A veces habla, a veces se levanta, a veces grita, a veces mide la estantería, no sé, se entretiene y vuelve a la cama. Anoche, no obstante, encendió la luz (qué grata sensación es la de un buen fogonazo en pleno sueño) se levantó mientras yo achinaba los ojos resituándome en el mundo real, se sentó a mi lado y me tapó la cara con un cojín. Pensé que había llegado mi hora a manos de un asesino perturbado, pero descarté rápidamente lo de asesino cuando acercó su cara a la mía y, levantando poco a poco el cojín, decía susurrando “tranquila, tranquila” y lo volvía a bajar para subirlo de nuevo y repetir las para nada tranquilizantes palabras. ¿Se puede saber qué cojones haces? y lo único que obtuve por respuesta fue un “ahora no te lo puedo decir” mientras retomaba su placido sueño. Yo, obviamente, con ojos como platos e inquietantes ideas hasta que el dulce canto de mi despertador dio fin a la entretenida noche.

Otras veces, las cifras juegan a mi favor. Hoy mismo, en plena competición, los que hemos querido nos hemos podido hacer un examen de composición corporal con una máquina de bioimpedancia. El aparato este, pese a tener un nombre poco agraciado, mide la cantidad de grasa, músculo, hueso y agua del cuerpo. La chica que manejaba la máquina nos ha detallado perfectamente todas nuestras características corporales y, entre otras cosas, nos ha revelado la edad metabólica de cada uno, que no es más que una supuesta edad fisiológica de nuestro cuerpo. ¿Queréis saber la mía? No sé si decirla, porque claro, soy menor fisiológicamente -e imagino que mentalmente también-. Bueno, va, me arriesgo, aunque os importe un comino yo lo suelto: 17. Sí, y la querida Tere también. Así pues, cuando parecemos unas pavas adolescentes con la risa incontrolable, es la viva realidad fisiológica la que se manifiesta y no es que lo parezcamos, es que lo somos. Otro caso es el de J, al cual la máquina bendita le ha fechado en unos tiernos 12 añitos de edad y no hemos tenido más remedio que premiarlo con un chupa-chups. Ya veis, precioso deporte el nuestro que nos ayuda a estar sanos y alegres.