sábado, 26 de noviembre de 2011

Preguntas de fácil respuesta

¿Qué estoy haciendo una tarde soleada de sábado encerrada en casa? Os daré una pista, no estoy ni enferma ni lesionada, estoy flipando.
Entonces… ¿Intuís de qué va a ir el post de hoy? ¿Os gustaría saberlo? ¿Estáis hartos de mis preguntas retóricas? Si las respuestas son respectivamente “No”, “Sí” y “Me estoy cabreando”, este es vuestro post.

Hace un par de semanas recibí la propuesta indecente de participar en una prueba de la Copa del Mundo de escalada, la de Barcelona. ¿Quién? ¿Yo? ¿Copa del Mundo? ¿Participar? ¿Barcelona? ¿Escalada? ¿Do, re, mi? ¿Un, dos, tres? ¿Probando, probando? Así estuve, largo y tendido, ante el correo electrónico hasta que conseguí sosegarme y responder con cierta coherencia. Contesté rápidamente que sí a todo, por si cambiaban de opinión, y me olvidé por completo del tema pues a tan pocos días vista del evento poca cosa podía hacer más que pasar el rosario pidiendo un milagro o contratar a la mafia rusa para materializarlo. La cuenta atrás comenzaba: 10, 9, 8, 7…

6. Jueves
En la entrega de trofeos de la Copa Catalana (dificultad y bloque) varios amigos intentaron presionarme maliciosamente con frases del tipo “Te vas a codear con las más máquinas; Ya verás qué viotes; Esperamos mucho de ti, no nos defraudes” a lo cual respondí contundentemente atragantándome con pizza. Aunque se les escapaba la risa a esa panda de traidores, a mi me entró un miedo acojonante y, claro, esa noche soñé que Mina Markovic me lanzaba agresivamente su bolsa de magnesio.

Haciendo acopio de trofeos con Mariona Burgada para protegerme de mis pesadillas. Fotos: Jaume Oliveras

5. Viernes
Sé que voy a estar sola con los machotes del equipo de la selección. Me hubiese gustado tener alguna otra compañera de selección menos peluda: unas no han podido y otras no han querido. Creo que gracias a tanta renuncia femenina me tocó la lotería a mí, entonces…mejor me muerdo la lengua.

4. Sábado temprano
Esta mañana tenía que salir de dudas, ponerme a prueba a mi misma, observarme, observarles, observarnos e intentar aprender algo de tanta observación. Así que he ido al Pabellón de la Mar Bella y ahí me he encontrado con todo el equipo, más majos ellos. Me han ayudado hasta a visualizar bien la vía. Siempre se agradecen los billetes de 500 euros o, en su defecto, las palabras amables y los consejos.

3. Ya no tan temprano (más cerca del presente, creo que cambio el tiempo verbal)
En el rocódromo podemos tocar las primeras presas de las vías y luego nos enchufan repetidamente unos vídeos con los equipadores escalándolas.
Veo a muchas competidoras concentradas escuchando música (o a lo mejor disimulan) con cascos de moda. Veo peinados raros. Veo un perro. Toco al perro. Es La Hora.

2. La Hora
Salgo segunda así que miro como un búho a la primera competidora. Ni pestañeo y me fijo tanto que no sé si la tía encadena o no pero me entra lagrimeo. Cuando me toca a mí estoy más emocionada que nerviosa: estas cosas no pasan cada día, vete tú a saber si podré volver a competir en una prueba internacional. Caigo a media vía rígida como un fiambre.
Ahora toca descansar y visualizar bien la segunda vía para cuando sea El Momento.

Primera vía. Como los niños, si el de al lado levanta la pata derecha yo igual. Foto: Climbing Dyreco

1. El Momento
Subo más relajada y caigo en la última chapa. Lucho la vía y la disfruto mucho más de lo habitual. En cualquier caso, ya están los resultados y, aun no siendo la última clasificada de cada vía, quedo última. Y esto es posible gracias a una ecuación (mira que lo tengo dicho: odio el álgebra) que relaciona dificultad y puntuación de cada vía para fastidiar al más débil.

0. Momentazo
Esto es ahora, que estoy tapadita con la manta, recordando todo lo que ha sucedido hoy. Disfrutando relajada de la experiencia con un té humeante que me invita a soñar (espacio patrocinado por Hornimans). A soñar, no con objetos volantes lanzados por competidoras, sino con lo que pudo ser y no fue, lo que podrá ser y será, lo que podrá ser y no será y lo que no podrá ser y no será. Y cuando digo que no es no. ¿Ein?

domingo, 13 de noviembre de 2011

Un domingo lluvioso

Es el día perfecto para no escalar, cosa que no necesariamente es buena (es mala, ya lo digo ahora, aunque intento convencerme). Pero un día así se puede aprovechar para intentar hacer algo que valga la pena.

Esta mañana, por ejemplo, he participado en una mesa redonda -rectangular en realidad- para charlar acerca de la interacción entre las entidades, las marcas y los deportistas en los deportes de montaña, la escalada deportiva en mi caso. Todo esto ha sido en el Cosmocaixa, en el marco del VI Congrés Excursionista Català, 100 años después del primer congreso.


La conclusión que extraigo de la charla ha sido básicamente una: que para que los deportes de montaña tengan un reconocimiento real en la sociedad (y todos los valores positivos que ello conlleva) deben trabajar en cooperación los deportistas, las marcas y las entidades, además de los medios de comunicación, los cuales deberían divulgar algo más allá del deporte rey.

Y sigue lloviendo, así que antes de irme a estudiar un rato, me voy a escaquear ordenando fotos. Aquí cuelgo tres del viernes, blocando -increíble pero cierto- en Sant Joan de Vilatorrada con Esteve y Alberto.


lunes, 7 de noviembre de 2011

La Rata

Esta mañana estaba en clase con la mirada perdida en el suelo: las desniveladas baldosas de terrazo gris han captado mi atención. Y aunque al primer momento me he preguntado seriamente si en esta universidad han oído hablar de los maravillosos efectos de las pulidoras, luego he dejado la temática del mantenimiento del aula para pasar a la del mantenimiento de mi casa. Ya sabéis como es el mundo de las ideas actual, van saltando de un lado para otro, saliendo y entrando del coco sin control. ¿Dónde quedaron las sosegadas ideas de la caverna de Platón? Las mías, desde luego, se pasan los 2400 años de tradición por el forro.

Pero volviendo al tema central del post, llevo ya unos días preocupada porque tenemos una inquilina un tanto inquietante, no solo no colabora con las tareas del hogar sino que nos pega unos sustos que ni el octavo pasajero. ¿Quién no recuerda el entrañable Mestre Estallicó? No estaría mal tenerlo en el búlder...

Veréis, la cosa empezó hace medio año, un día que Ignasi estaba en el búlder entrenando. Fue allí donde, por primera vez, Ella se dejó ver: pequeña como una nuez, gris y de larga cola, según describió el chico. El animal se manifestó en alguna otra ocasión, pero no ha sido hasta este último mes cuando se zampó la comida de Neula y defecó justo al lado (“s’ha cagat la rata” dijo Esteve categóricamente mientras Neula enloquecía) que hemos empezado a tomar medidas. Unas con más éxito que otras:
  • Cebo Gore: no hablo de un impermeable caro sino del típico cebo de madera con queso dentro y alambre asesino. Me parece una manera muy cruel de terminar con un animal. Cada día que lo usamos, esperaba encontrarme al bicho agonizando hacia un destino fatal. Por suerte, Ella es lista y ni se acercó a la evidente trampa.
  • El Exterminador: así llamamos al gato de la familia que vino como enviado especial con las mejores referencias. Se dio un garbeo por el patio y el búlder y se tumbó a dormir en un rincón. Un máquina, el tío.
  • Estatua bíblica: pero no de sal sino de yeso. Increíblemente usado en muchas partes, según Google. Aun no lo hemos puesto en práctica, pues más que una manera de acabar con Ella parece una tortura china. Consiste en mezclar queso rallado con yeso y dejar un recipiente con agua al lado. El resultado os lo imagináis.
  • Mata-ratas: llevamos una semana alimentando de sabrosas pastillas rosadas al voraz roedor. Al final hemos optado por este método porque en el envase ponía “El animal muere sin dolor, tres días más tarde, durmiendo plácidamente”. Y a mí la publicidad positiva me puede, oye. El caso es que estamos cebando de mata-ratas al animal y de momento se pega unos festines del copón, lleva ya dos cajas Ella solita, no os digo más. Empiezo a dudar de aplicar el singular cuando hablo de Ella.
Y de momento así estamos, os mantendré informados de próximas ofensivas o de, si finalmente le ponemos nombre, cómo la llamamos.

Luego, claro, me tienen que pasar los apuntes…

viernes, 4 de noviembre de 2011

La Felicità

En línea con lo que comenté hace un par de posts acerca de una amistosa colaboración con la empresa Gárgola, hoy me doy golpes con un canto, de pura alegría por la nueva relación con Els Bous de la Salle, Vèrtic y sus secuaces. Me va a faltar espalda para poder llevar encima tal cantidad de espónsors, la excusa perfecta para cuando caiga escalando. Ya véis el lateral del blog, da susto.


Quizás sabréis que hasta ahora colaboraba con otras marcas, Petzl y Beal, y con la tienda Camp IV de Granollers, a los cuales agradezco pública y sinceramente su apoyo durante tantos años, ¡desde que empecé a competir! Me ha costado mucho despedirme, estaba muy cómoda con ellos, pero ya tocaba levantarse del sofá. Gràcies ;)

La cuestión es que esta temporada me apetecía la marcha y el jaleo que llevan grabados en sus genes Els Bous de la Salle y Vèrtic, y finalmente mi deseo se ha cumplido: ya soy parte de su Equipo. ¿Qué aventuras nos esperan juntos? todavía no lo sé, intuyo.... ¡Felicidad!

La felicidad, la felicidad, cosa más cursi no se ha visto. O sí, como decía Groucho Marx, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna… A esa clase de felicidad, precisamente me refería. Amigos, no espero menos de vosotros.