Envidia prevacacional

Estos días están siendo muy duros vacacionalmente hablando. La semana pasada ya empezó torcida pues mi padre por un lado y Albert (el único compi del trabajo con el que hablo de escalada) por el otro, se fueron a los Alpes.

Luego me fui a escalar con Grace e Isaac los cuales me dijeron "Adiós muy buenas" porque se largaban de vacaciones un mes y medio, repito, un mes y medio. Y para rematar, este domingo me fui de Rodellar con lágrimas en los ojos. Todo el mundo se quedaba allí escalando, bañándose en el río y bebiendo cerveza. Desde aquí oigo como me llaman las eróticas chorreras de las vías pendientes e imagino a Esteve empotrando rodillas por doquier cayendo infladísimo por el ácido láctico.


Rodellar, Rodellar, ¿Cuándo volveré a ese lugar?

Y ahora estoy aquí tecleando mientras paso frío acondicionado en el trabajo para luego, al salir, achicharrarme y coger el coche-tostadora e ir a casa a llorar.
Ojalá llueva. Mejor aun, ojalá llueva mucho en Rodellar, malditos.
Bueno va, que no llueva -tanto- que ya empiezo a tener remordimientos por ser tan envidiosilla.
De hecho, hoy he comenzado a mejorar anímicamente y ya no tendré que ir de rebajas. La semana que viene empiezo vacaciones (9 días, menos da una piedra) y nos vamos a l'Ariege, a los Pirineos franceses. No hemos estado nunca así que apreciaré cualquier tipo de información. Yo por mi parte os ofrezco está dirección donde encontraréis un montón de reseñas del lugar, visitadla que vale la pena: http://cafma.free.fr/