martes, 14 de junio de 2011

Vilabloc 2011

Vilabloc 2011, todo un éxito.

Momento de presión entre Angie y yo... Igualdad máxima y mucho cachondeo.

El fotógrafo atacaba por la retaguardia.

Gràcies a tots els que ho heu fet possible!

viernes, 10 de junio de 2011

Ejercicio para el veranito

Hay algo más intrigante, me preguntaba el otro día, que el éxito de la perniciosa canción “El Veranito” aullada por Georgie Dann y que El Corte Inglés usa alegremente para anunciar sus viajes y torturarnos al mismo tiempo. Quizás más intrigante que eso no hay nada, cierto, pero sí hay algo más interesante, esa fue mi respuesta al recordar la disertación del pasado fin de semana en Siurana.

¿Quién coñe debe ser el director de marketing de El Corte Inglés? No dejo de preguntármelo...

A ver si vosotros podéis echar algo de luz al asunto, iluminados como sois o estáis algunos. La cosa va de lo siguiente: ¿Qué táctica deberíamos adoptar en el momento de afrontar una vía nueva para maximizar el aprendizaje?

Con Esteve discutíamos las dos opciones, las que aplicamos cada uno habitualmente.
Él: la mayoría de veces que acomete una vía nueva, la intenta a vista y a muerte todo el rato hasta la cadena. Aunque caiga en la segunda chapa, hace un esfuerzo por olvidar -gran virtud humana- y continúa luchando como si tal cosa.
Yo: en muchas ocasiones, cuando emprendo una nueva vía, me paro en la primera dificultad que encuentro y de ahí a la cadena voy parando fijándome bien, cuan lechuza hambrienta, en todas las secuencias.

Es evidente que como resultado Esteve tiene encadenadas bastantes vías a vista y yo, en cambio, tengo muchas vías al segundo intento. En ocasiones, aparte de ver muertos, subir por una vía parándose a matizar ayuda a encadenarla mucho antes que intentarla a vista, caer y volverla a intentar ya que no se tiene demasiado clara. Pero dejando al margen el hecho de encadenar o no, la discusión se centró en lo que es mejor para progresar como escalador. En realidad no hubo disputa ya que los dos coincidimos en que el método de Esteve tiene más buena pinta.

Pues ya veis, tanto misterio pa na.

martes, 17 de mayo de 2011

Evolución

Llegué anteayer a casa, después de unas traqueteantes 10 horas de tren, y lo primero que hice fue salir al patio a saludar a mis rabanitos. Durante el intermedio de las dos últimas competiciones nuestro patio ha pasado de ser un parterre aburrido plagado de tréboles y caracoles a un terreno de lucha entre mis rábanos y calabacines, sembrados con cariño pero sin conocimiento, y el escuadrón terrestre de hortalizas que Esteve se dedica a plantar metódicamente a mis espaldas mientras yo caigo, metódicamente y también de espaldas, en rocódromos variados durante los fines de semana. Esteve, te aviso oficialmente, como alguna de tus berenjeneras invada el espacio de mis verdes querubines, las tijeras de podar actuarán sin juicio previo -como con el amigo Bin-.

Y no contenta con estas amenazas de exterminio vegetal, voy a contar un par de cosas más, que ya he tomado carrerilla. Lo primero que os quería contar es lo que me sucedió el lunes pasado, cuando fui a entrenar y paulatinamente interné en el asombro para no salir de él hasta el miércoles, dos días más tarde. Cosa rara, así leída, lo sé, intentaré explicarme mejor para goce y disfrute de mi entrenador: Pere, aquestes línies te les dedico.

Ais, qué majo, deberíais haberlo conocido cuando íbamos al instituto, le iba detrás una manada de féminas hormonalmente alteradas (siempre me he preguntado por qué los chicos de Ordal tienen tanto éxito...) y ahora es mi entrenador, rabiad nenas.

Es poco habitual en mi notar la evolución de los entrenos: siempre me veo igual de fuerte -o floja- cuando agarro las presas de colores. Pero al ir a entrenar el lunes y pedir unos bloques para calentar al par de amigos que había allí, me sorprendió la sencillez con que ejecutaba los movimientos propuestos. Entonces me dediqué, casi entre lágrimas de emoción, a resolver uno tras otro los bloques de control que nunca me habían salido hasta el momento. Al día siguiente me sentí igual de fuerte. Y el miércoles también, ..., hasta que me recordaron un antiguo bloque donde no levanté el culo del suelo -os odio- y desperté de golpe de ese repelente estado de euforia (yo creo que me lo cantaron para eso). Pero da igual, he tenido suficientes evidencias para ver que el camino ha sido el correcto. He evolucionado, ergo yuju. Otra cosa son las competiciones, claro, y ahí ya no entro porque quizás debería aplicarme una reprimenda pero no me apetece más que premiarme constantemente. Los hedonistas somos así.

Lo segundo y más interesante para el público escalador en general es un descubrimiento que he hecho: ¡la sopa de ajo! Así que seguro que muchos ya lo sabéis o simplemente os parece algo tan evidente que ni os lo habéis planteado. Pero yo sí, porque me quedo en lo básico. Tan elemental, queridos Watsons, como esto: tocar manos. Durante el fin de semana he palpado manos de gente muy (MUY) fuerte. Y, qué he notado al acariciarlas, me preguntaréis. Ni un ápice de emociones positivas, aunque están todos cañón (joer, eso es una desgracia mía, que me fijo en los detalles tontos) les acaricio las manos y lo único que me inquieta es que tengo yo más callos que ellos. Conclusión: los que tenemos callos en la palma de la mano es porque pillamos canto grande entrenando. No hay vuelta de hoja, si pillas ñapas es imposible que te salgan callos en la base del dedo. He ahí una gran verdad oculta al alcance de todas las manos.

Las hipótesis siempre quedan más creíbles con un gráfico.

lunes, 2 de mayo de 2011

Diario de una competición: Campeonato de España de Bloque 2011

6:00 Me despierto entre sueños extraños y tardo unos minutos en darme cuenta de que hoy es sábado y voy a participar en la compe de bloque más deseada. Los nervios no me dejan dormir más pero me quedo en la cama esperando a que suene el despertador, inmóvil como una mantis pero con las neuronas dando cabriolas. Estoy a gusto, relativamente.

7:14 Ahí voy. Me visto con la ropa sexy de la Selecció catalana y bajo a la cocina a tomar algo. Cuando estoy nerviosa me cuesta comer, la ansiedad me cierra el estomago, una crueldad intolerable. Tomo un yogurt y unas tortas de aceite y anís que me encantan, pero en ese momento no me apetecen, pero hago un esfuerzo y trago las tortitas andaluzas. Me peino, me repeino y escojo unos pendientes -gatos psicodélicos que trajeron mis padres de Londres-. ¡Lista!

7:50 Subo al coche y me dirijo a recoger a Helena. El trayecto es parecido al que hago todas las mañanas pero sin atascos y con los mossos al acecho de incautos pimplados, paparazis uniformados, me digo. Fotos no, por favor: 110 km/h max y tolerancia 0, al loro.

8:20 Sant Boi, Helena llega. Estoy atacá, le digo, y yo, responde. Perfecto, ahí vamos las mujeres al borde de un ataque de nervios, directas a la Fuixarda. No hablamos de la compe y eso me relaja.

8:55 Interrumpo a unos mossos que están rodeando a un tío lloroso a la entrada del Poble Espanyol "pero y yo qué sabía, ¡joder!" grita el acorralado. Les pregunto cómo llegar a la Fuixarda en coche sin infringir las normas de tráfico. Aparcamos justo delante del edificio, lujo asiático tratándose de Barcelona.

9:10 Entramos en el recinto de Climbat la Fuixarda. Ya hay bastante gente y mi miopía no me permite identificar a todos los conocidos pero sí al bueno de Yaco, el simpático perro de Shirleys y Carlos que menea el rabo y busca palos ajeno a la competición. El reencuentro con las amigas y compañeros tonifica mis mejillas. Muas-muas a discreción.

9:45 Entramos en el templo de la escalada, o eso proclaman los del Ayuntamiento (aunque la autenticidad y carácter de la escalada urbana -gratuita- en el túnel de la Fuixarda no la tendrá jamás). Se reparten camisetas y dorsales. Llevo el 62 y huele a nuevo.

10:00 Las clasificatorias están a punto de comenzar y salgo primera. Hay que calentar a toda leche. Por suerte, de momento solo estamos las chicas y la zona de aislamiento tiene un buen panel. Unos cuantos pasos y luego unos bloques, no voy a calentar más porque no tengo tiempo.

10:15 Comienzo algo nerviosa, pero tras el primer bloque me tranquilizo bastante. Pensaba que no podría levantar el culo del suelo y he podido encadenar. Uf, menos mal. Los bloques son muy altos y los pasos totalmente distintos a los que estoy acostumbrada. Algunos tienen partes técnicas y la mayoría son atléticos. Hay que leer bien pero son fáciles, originales y curiosos.

10:40 Llevo tres bloques encadenados pero el cuarto se resiste, lo visualizo "with the ass". Cara de tonta cuando veo a Tere resolviendo fácilmente. A cascarla.

10:50 Quinto bloque, leo bien pero ya falta bloqueo. Al menos he terminado, no tengo demasiado claro mi pase a la final, deberé esperar un buen rato. Intriga.

11:00 Estoy en las gradas con Helena, Tere, Shirleys y otras competidoras. Muy relajada pero con ganas de saber si paso o no.

11:30 Aleluya. Estoy en la final, voy sexta y pasan ocho. Muy satisfecha.

12:30 Mientras vemos a los chicos decidimos ir a comer a casa de Helena. El hambre me ataca de golpe, mi estomago vuelve a la carga.

13:30 Aparcar en pleno de Sant Boi a mediodía es muy duro.

14:00 Tere y yo somos los pinches de cocina de Helena, que nos manda poco y nos ofrece mucho: galletitas saladas de queso, frutos secos y cerveza (0.0, qué desgracia tan saludable) ¿Cómo coñe quiere que la ayude con tanto picoteo?

14:30 Ensalada de pera, pollo al limón, patatas con pimientos del padrón, verdura con algas, mostaza muy picante. Nos lo merecemos.

15:30 Habitación de la fierecilla del Baix Llobregat, momento de intimidad y relax en la super- cama. Creo que Helena duerme, respira con mucha calma. Yo cierro los ojos y por mi cabeza pasan cosas inconexas, estoy a punto de entrar en fase REM, pero no. De repente me siento activada, maldito reloj interno que se prepara para competir. Paso la mano por delante de la cara de Tere, ni se inmuta… no se la oye así que no sé si duerme o solo descansa. Qué jodías. Me sudan las manos.

17:50 Hemos vuelto a la Fuixada. Los competidores esperan sentados al sol o escalando en el túnel. Nos enteramos de cómo ha acabado la clasificatoria masculina y al momento nos toca entrar.

18:20 En la zona de aislamiento veo que salgo otra vez primera. Qué rollo. Además me tocaría salir tercera pero ya es demasiado tarde para que cambien el orden, se excusan.

18:55 Salimos todos los finalistas para la presentación. Aplausos y problemas de sonido. Shirleys y Marco me animan a grito pelado, la gente les mira, serán…

19:00 Me toca, estoy sentada de espaldas al primer bloque mientras me indican que aún quedan dos minutos. Mis padres están ahí, cuánto los quiero, aunque lo haga fatal van a estar encantados conmigo. Te he traído un flan, dice mi madre sonriente desde el otro lado de la valla (un flan…sí, cómo un flan estoy ahora). También saludo a mis titos: Catx y Magda, con su hijo Alex (sí, el chavalín de 12 años que hace 8a). En las gradas no reconozco a nadie, demasiada gente, demasiado lejos. Bueno, a Shirleys y Marco sí, porque son inconfundibles y hacen que se me escape la risa.

19:05 Primer bloque, salida rara, paso cruzado y lanzar a una -mierdecilla- regleta. A la tercera la agarro y subo tres pasos más. No me queda fuerza y viene un paso largo. Caigo. 1 Bonus.

19:10 Segundo bloque, salida de volumen invertido. Veo una presa donde intuyo que deberé usar para empotrar la rodilla y mi pantalón no puede ser más corto. Me da igual, aquí también hemos venido a desollarnos, ¿no? Pues a eso voy. Me rasco con furor el muslamen al empotrar pero no hay manera de moverse más de dos pasos, esto es durísimo.

19:20 Tercer bloque, pasos de trámite y lanzamiento o paso largo que no resuelvo. Lo veo, sé cómo debería hacerlo pero no puedo. Intento un par de métodos y lo dejo.

19:25 Nos están machacando de lo lindo. Veo a Berta un poco preocupada, y, aunque entiendo su malestar como equipadora, a mi me gusta que los bloques sean duros. Ahora estoy muy tranquila y me alegro de haber salido la primera. Miro a las que van escalando detrás de mí, ninguna llega tan alto en el primer bloque y en el segundo no hay fortuna para ninguna tampoco. Apenas me he movido pero estoy muy cansada y aún quedan dos bloques. Bebo un sorbo de agua.

19:30 Cuarto bloque, odioso mantle y contorsionismo engorroso. Qué claustrofobia, qué tensión estar ahí encajonada. Me sudan las manos… y mi magnesio ahí en el suelo. ¡Uf ! Toco el bonus pero resbalo irremediablemente. Me veo patosa en este bloque, creo que aquí debería haberlo hecho mejor.

19:40 Quinto y último bloque. A por todas, estoy convencida de que este es más fácil. Pasito al salir del techo que me sale a la tercera cuando cambio punta por talón: ¡qué diferencia! Si lo hubiese visto antes, qué rabia…Cojo el bonus y sigo. De la última presa al Top hay una eternidad y yo ya no puedo más. Caigo.
19:50 Estoy con mis padres y María comentando la jugada y la dureza de los bloques. Vemos que hay pocos encadenes pero me sorprende gratamente como Tere resuelve el tercero: Ole.

20:30 Insólita clasificación final femenina, me alegro muchísimo por todas ellas. Casi no puedo felicitarlas porque las secuestran para el control antidoping. Me despido de mis padres y me quedo con Iris comentando la final masculina. Me duele la espalda y me zampo el dichoso flan.

20:50 Los Tops de la final masculina suceden sin cesar, ¡qué tíos más fuertes! Ramonet está quedándose con el público con un salto acrobático que repite una y otra vez, qué risa.

21:15 Llega Esteve directo desde Siurana casi al acabar la compe. Es un no parar de amigos entre público y competidores, con los cuales medio quedamos para ir por ahí a cenar pero el anarquismo reina en la sala. No hay manera de coordinarnos, somos demasiados.

22:00 Parece ser que el plan es ir a un chino en carretera de Sants. El hambre apremia.

22:45 No hemos localizado el chino y yo estoy que me muerdo los codos. Esteve me mira preocupado (por su integridad, claro). Cogemos unas pizzas y unas cervezas y nos sentamos a esperar -comiendo- al resto.

23:00 Llaman unos, llaman otros y aquí nadie se aclara. Me fastidia porque me hubiera gustado reencontrarme con la gente pero después de saciar mi apetito lo veo todo desde una alegre perspectiva. Contactamos con Jaume que nos invita a su morada.

23:30 Alegre sobremesa. Me iría a dormir pero cada vez que Jaume habla de un tema mi curiosidad despeja el sueño.

01:30 Sé que Esteve se quedaría en la cama de Jaume (con o sin Jaume, esa es mi duda), pero no consiento tal sublevación así que llega la hora de decir adiós e ir a por mi coche.

02:00 Intento recapitular y no pasar de 110 km/h. Pero la verdad es que ni paso de 100, ni pienso en nada concreto. Estoy demasiado cansada.

02:30 Ducha, lanzamiento a la almohada y caída en plancha a la cama, qué bloque más fácil.


Vídeo un pelín surrealista de mi tía Lupita.

martes, 26 de abril de 2011

La primavera el ácido láctico altera

Toda la Semana Santa dando tumbos: de Margalef a Barcelona, de Rodellar a Sabadell, de Subirats a Terradets. Y no, no nos regalan la gasolina -lagrimita de dolor recorre mi mejilla- pero al menos hemos podido escalar esquivando la lluvia y eso, barril de Brent mediante, no tiene precio.Demasiadas horas de carretera traen insólitas vistas -o el aburrimiento agudiza los sentidos-.

Pero ya está, hemos divagado demasiado perdiendo el norte, ahora, por fin, podemos encarar el timón hacia el faro que ilumina nuestro rumbo. Más romántico no se puede. ¿Qué de qué estoy hablando? Pues muy fácil, del OPEN BLOC 2011 BOUS de La Salle, puro amor en estado resinoso. Y es que la primavera es así, amor y hormonas aflorando en cada regleta, en cada romo, en cada chorrera. Si queréis comprobarlo y vivir en vuestras carnes este enamoramiento brutal solo tenéis que ir a La Salle los días 4 y 5 de mayo donde podréis acariciar cada canto o agarrarlo con pasión hasta conseguir el Top. Nota: El agotamiento está asegurado.

7È OPEN BLOC BOUS DE LA SALLE from JAUME OLIVERAS on Vimeo.


domingo, 10 de abril de 2011

Nuevos tiempos, nuevas compes

Como ya es habitual tras una compe de bloque, ahora muero de dolor de agujetas. Quizás hoy aun padezco más de lo habitual gracias al nuevo sistema de competición tipo "americano" donde salen todos los competidores a la vez y tienen x minutos para resolver los bloques. Con este método los nervios ya no existen pero la dificultad de los bloques es mucho mayor, evidentemente, ya que puedes probar el bloque durante más rato y aplicando los movimientos de tus compañeros. Mola.

Imágenes de la final masculina donde Carlos Catari (foto superior derecha) dominó absolutamente.


Foto de la final de los amigos de Arepa. Gracias por la galleta, de coco, jejeje.

Lo que os decía, estoy hecha polvo pero contenta. Ha sido una muy buena edición del Campionat de Catalunya d'escalada en Bloc. Quedé subcampeona oficialmente (oh, qué novedad), aunque en realidad fui tercera ya que la buena de Sara -la atrapa conejos de Collbató- se posicionó en segunda plaza, pero, al ser de la federación aragonesa, no puntuó para esta prueba.

Las nuevas generaciones, de momento son encantadoras y me dan chuches; dentro de un tiempo ya veremos quien da caramelos a quien. Podio femenino, ahí estamos Shirleys (3a), Helena (1a) y yo (2a).

Dejando al margen los resultados, decir que fue un día soleado y festivo, repleto de amigos, helados, regalos, cerveza y bravas y buen rollo en general. Quiero más compes así.

lunes, 4 de abril de 2011

Lo mejor está por llegar

Hoy voy a dar rabia porque necesito explicar lo bien que lo llevo en general excepto el paso del tiempo. Esa manía de poner cifras a todo nos va a matar (en sentido literal). Hoy cumplo años, no diré cuantos porque me parece hasta obsceno. Yo me quedé en los 14 y cada vuelta que nuestro azul planeta da al sol me marea con otro año más en el currículum. Tengo el síndrome de Peter Pan, lo asumo gustosa, y me fastidia sobremanera cumplir años. No me gustó pasar de primaria al instituto, no soporté el día en que "me hice mujer" -horrible eufemismo para la sangre y el dolor: la matanza de Texas cada 28 días- (ho sento, però algú ho havia de dir), no me hizo ilusión cambiar el instituto por la facultad, y menos aun la facultad por el trabajo. No quiero crecer, ni madurar, ni envejecer. Puaj.
Pero dejando de lado mis manías personales, la fecha de mi cumple es la que es, y celebrarlo es lo mínimo que puedo hacer para sentirme un poco mejor. Y eso he hecho, con una pequeña ayuda de mis amigos, como la canción de los Beatles. Así pues, creo que nunca he celebrado tan a gusto un cumpleaños.

Ah...qué recuerdos, de la semana anterior, cuando aún era joven y me atrevía a coger fieras en brazos. Por cierto, la aterciopelada chaqueta es un regalazo que se marcó Helena, gràcies encant!

Mi verbena particular empezó el sábado en Tortosa, donde gané la primera prueba de la Copa Catalana d'escalada, concretamente los festejos comenzaron en el podio, cuando se me entregó un lote satisfactoriamente lleno de productos autóctonos (queso, vino, miel, aceite... resumiendo, el paraíso terrenal). La verdad es que aunque no hubo mucha participación, la competición fue superior: vías de desplome rodellaril, nuevos horarios mucho más cómodos para los competidores, clasificatorias a flash y, sobre todo, compañía inefable e inagotable -gràcies-.

Clasificatoria en el super rocódromo de Tortosa. Impresionante desplome lateral que recorre el techo. Foto: Sergi Chavarria

Y ayer estuvo aun mejor, si cabe. Por la tarde fui con Esteve a Gelida, mi hogar en el sentido más amplio de la palabra. Gelida, aparte de ser el pueblo que me ha visto crecer, es la escuela de escalada que nos ha introducido en lo vertical. Pues ayer, vísperas de mi cumple, quería encadenar el que sería mi 8a número 30 (para más inri). La vía escogida: Amb la boca plena de sika. El primer octavo que vi en mi vida, habré pasado por su pie de vía cientos de veces para ir a escalar, pues está a la entrada del sector. Vía mítica para todos los de la zona. Total, me enrollo como una persiana (síntoma inequívoco de que ya estoy viejuna, perdonadme), que hice la ruta y al bajar, sorpresas del destino, conocí a su equipador que nos contó la historia de la vía, equipada hará unos 20 años. Os prometo que es de los encadenes más emotivos a nivel personal que he hecho nunca y me lo tomo como el mejor premio que me podía dar. Ahora bien, si alguien quiere regalarme algo más, ¡adelante! que no se corte. Los regalos nunca son pocos y los años siempre demasiados.
Eso sí, como decía Frank Sinatra "The best is yet to come".

jueves, 10 de marzo de 2011

Rimas y Leyendas

Leyendas
Leo en el blog de Dani Fuertes las últimas hazañas de Adam Ondra: ha encadenado ya cuatro ochocemases a vista. El chico está forjando su propia leyenda con tan solo 18 años.
Es increíble pero me da rabia que, aunque lo intente, no concibo la magnitud de tales proezas. Se me hace inalcanzable entender que es eso de hacer "8c+ a vista". Es como las distancias cósmicas, puedo retener las cifras pero mi cabeza no las asume porque no las entiende de tan abominables que son. En resumen, que me he quedado flipada y me he puesto a buscar información para ilustrarme en lo que significa escalar tales grados "on sight".

Rimas
Y he encontrado lo que sigue, que no tiene demasiado que ver pero me ha parecido educativo igualmente. Es una especie de refranero del escalador:

Tiran más dos tetas que dos regletas
Vale más cinta en mano que canto y volando
En el último romo voló el palomo
Al mal tiempo buen panel
Más vale ocho y atento, que ochenta con grigri

Y aquí os dejo dos fotos de los últimos sitios donde he escalado: Calders, donde mora el polvo y Terradets, donde mora el guiri.

Pere, el mister, sobre Balrog (8a) del sector central de Calders.

Cristian en Anarquista (8a+) de les Bruixes en un soleado y caluroso día.


+ Rimas, de los comentarios del post

No por mucho plafonear se encadena más temprano
Qui no vulgui pols que no vagi a Calders
No haces mas grado porque te pesa el nabo
Amb agulletes a les tetes ja no tibes de regletes
Dame canto y dime tonto
La avaricia rompe el tendón
No dejes para mañana lo que puedes encadenar hoy
No tires tanto que te pones tonto (rodolí i nom de via...)
Ante la duda la más cantuda
De romo a romo y tiro porque me eslomo
A friend regalado no le mires el dentado


miércoles, 23 de febrero de 2011

Miles de años escalados

La tasa de sedimentación es el espesor de material depositado por un periodo de tiempo. Simplificando mucho y para lo que nos concierne aquí, es lo que ha tardado una pared de roca sedimentaria en crecer. Las rocas sedimentarias se forman de la siguiente manera, primero se deposita el material y luego este, si se dan las condiciones adecuadas, se trasforma en roca. Entonces, podemos asignar una tasa de sedimentación a las paredes formadas por rocas sedimentarias.
Y ahí va la frikada del día. Si asumimos que la tasa de sedimentación mediana de Montserrat, más elevada de lo habitual, fue de -agarraos- 300 metros por cada millón de años (sí, a eso le llaman rápido), podemos concluir que escalando una vía deportiva de 25 metros, estamos paseando por unos 83.000 años, casi ná. Y si cogemos la tasa de sedimentación máxima atribuida a Montserrat (1.100m/Ma), la misma vía de antes nos proporciona una corta excursión a lo largo de 22.700 años, mucho menos que el ejemplo anterior, claro, porque ha sedimentado más material en menos tiempo. En cualquier caso, un viaje por la historia geológica ¿No es una maravilla? (pregunta retórica, que a nadie se le ocurra responder que me da una depresión)

Muchos más años escalados que escalando. En el techo maldito ya llevaba unos 50.000 años, no me extraña que sea tan duro!

Todo esto que os explico se me ocurrió el domingo mientras volvía de Montserrat en el coche, jubilosa por encadenar la vía Sprint final, un 8a+ de presa pequeña y continuidad. Cuando me alejaba de la montaña iba tomando perspectiva del asunto: Había estado tan cerca de ella que pude tocar los cantos que conforman su especial conglomerado, luego, de bajada al coche, pude ver sus paredes y canales y, ahora, de vuelta a casa, el macizo tomaba su característica forma de sierra redondeada. Y de ahí salté irremediablemente a la versión temporal del asunto que os he contado. Ale, ya os he dado la paliza un rato, pero ya sabéis lo que dicen: un poco de geología, leída que no lanzada, no hace daño a nadie.

jueves, 10 de febrero de 2011

El peso de la responsabilidad

Te lo suplico, no me hagas ir más al gimnasio” le escribí a mi entrenador el otro día, “Tranquila que no vas a ir más…de momento” fue su angustiante respuesta.
Tras intentar ahogarme durante unas semanas empujándome a la piscina, sabiendo que me repele más el agua que el jabón a un hippie, se le ocurrió rematarme mandándome al gimnasio a realizar unas cuantas sesiones de pesas. Tócate los huevos: justo aprendo a nadar sin llamar la atención que le ha faltado tiempo para enviarme al templo del bíceps. El horror que he vivido allí no lo puedo expresar con palabras, aunque quizás sí con sollozos. Probaré.
Entrar ahí fue todo un choque hormonal, la testosterona fluía a raudales cuan río desbordado, es más, yo diría que se podía palpar o, peor aún, que te palpaba ella a ti. Había varías chicas en las bicis elípticas meneando más de lo necesario el pandero y menos de lo conveniente las piernas. Y luego, ahí estaban ellos, 30 flamantes tíos en las máquinas ejercitándose en simpáticos grupitos de 2 o 3 neuronas. “No me intimidan, no me intimidan, no me intimidan”. Ni caso. Me intimidaron de tal modo que lo primero que hice fue subir a una bici durante 10 minutos elucubrando una estrategia que, 1. Me permitiese realizar mis ejercicios con la tranquilidad de un novato (vale, no puedo levantar este peso, lo hago mal pero no quiero tus consejos y menos tu ayuda) y, 2. Me apartase al máximo de cualquier tipo de relación verbal o no verbal con ellos (no me hables, no me mires, no me toques).

Cuando el mister vió que me dedicaba a hacer esto en casa me mandó directa al gimnasio. No entiendo, con lo bonito que queda.

Primero localicé todas las máquinas donde tenía que hipertrofiar mi cuerpo serrano y, luego, inspeccioné a los usuarios en general, para ver cuáles me daban sólo repelús o mucho repelús. Descubrí que la mayoría me hacían achinar los ojos como un gitano con sed de venganza y que ninguno me dirigía la palabra, gracias a Dios. Solo uno provocó mi admiración. Un tipo que estaba ahí para trabajar duro, concentrado haciendo sentadillas con unos 200 quilos en barra, ahí es ná. Me enteré luego que es un casteller de los que aguantan la torre desde abajo (Vilafranca es la cuna de esta tradición patrimonio de la humanidad).
Cada vez que he ido al gimnasio lo he encontrado allí, con sus fuertes gemelos y a lo suyo. Tan solo cruzamos la mirada una vez, la última que fui. “No estoy para tonterías, apartaos capullos y tu también, niña floja” parecía decir con sus ojos, lo que no sé es si pudo interpretar mi mirada felina, sí, de gato pisao “Esto es un asco, me quiero ir a casa”.

Que no vuelvo más.

sábado, 5 de febrero de 2011

Inmortalizadas

Masriudoms. Servidora sufriendo a vista en el 7c nº4. Foto: Manuel Velazquez

L'Agulla del Senglar, Montserrat. Julia y otra chica en la Ben Petat (8a) y Tom Sayer (6c) respectivamente. Foto: Marieta.

L'Agulla del Senglar, Montserrat. Pasando calor en Sprint Final (8a+). Foto: Oriol Pascual.

L'Agulla del Senglar, Montserrat. Pasando todavía más calor en Sprint Final (8a+). Foto: Oriol Pascual.

sábado, 29 de enero de 2011

Montserrat con nata

Menuda tormenta la que cayó ayer por aquí, por no hablar del frío de la semana anterior (el cambio climático está insoportable). Cuando me fui a dormir ya daba por perdido el día de hoy pero esta mañana ha amanecido radiante y nos hemos ido a Montserrat. Al irnos acercando al emblemático macizo nos hemos dado cuenta de que había nevado. Y eso me mola: Montserrat coronado de nieve recuerda a un flan con nata y de ahí que me guste tanto (Montserrat nevado…y el flan con nata pues también).
Así que hemos empezado a andar con muy buen ánimo y mejor apetito los cuales han ido in crescendo después de encadenar Ben Petat, un 8a que otrora fue 7c+ contundente. Tras un raro episodio de taladro inquieto, que no quiero contar por no saber a ciencia cierta, subieron la reunión unos metros y ya nadie duda de su dificultad (o al menos yo no). El caso es que allí hemos coincidido con Julia y con el fanático de Oriol (Tranki) que ha secado a conciencia los cantos mojados y me ha hecho un flash clave para encontrar los pies de la sección dura. ¡Una cerveza para el caballero!

Recordando movimientos al sol en l'Agulla del Senglar. Corazón en la reunión de la Ben Petat (jodó, qué romántica soy) y la nieve al fondo.

miércoles, 12 de enero de 2011

Conglomerado espiritual

La tarde del último día de mis vacaciones navideñas marchaba sola de l'Agulla del Senglar. Después de tantas jornadas escalando con gente y sitios distintos me apetecía hacer balance mientras caminaba hacia el coche entre el romero y el tomillo. Tenía un punto emotivo ese momento; mis ojos se humedecieron estimulados por la belleza de Montserrat al atardecer y por el peso de la mochila sobre mis contracturas. Me esperaban 45 minutos de reflexión, de mudos agradecimientos a la cantidad de amigos que he (re)descubierto, de contemplación paisajístico-geológica y, si me apuráis, de exaltación de la vida.

Montserrat, hermosura sin parangón. Yo misma inmortalizada por Luichi en El Vianant (7c+), Vermell del Xincarró.

El plan de andar por tal paraje y de pensar en tales temas –¡a la vez! soy mujer- se me antojaba como algo sumamente enriquecedor y me regodeaba con la perspectiva de un retorno a casa tan profundo y guay. A los pocos minutos de andar ya había honrado interiormente a todas mis amistades, ya había admirado los pináculos montserratinos y rememorado su génesis, ya había olido el aroma de las plantas mediterráneas al frotarlas en mis manos, ya había saludado dos cabras, ya me había quitado la chaqueta y ya me estaba despistando del programa inicial. El resto del camino lo pasé recordando obsesivamente todos los pasos de la última vía que acababa de probar y rumiaba lo que merendaría al llegar a casa. Cinco largos minutos de misticismo existencial para dar paso a cuarenta cortos minutos de intrascendencia. Así es la vida.

lunes, 3 de enero de 2011

Un fin de año jodidamente bueno

No teníamos tele ni sintonizábamos emisora de radio alguna y, por ende, tampoco hubo elección. Esteve se encargó de darnos las campanadas al mismo tiempo que tomaba las uvas (los otros tres presentes somos demasiado finos como para hablar con la boca llena). Decía el bendito, en plan maestro de ceremonias, dong, dong, dong...y así hasta veinte o más dongs. Al chico le gustan las uvas, ¿para qué conformarse con una docena pudiendo comer el doble? La arraigada tradición de las doce campanadas al carajo. El resto, unos por la risa y otros por el excedente de grano en boca, casi morimos atragantados –momento peligroso anual donde los haya, me apuesto uno de los grandes a que ahí hay un jodido pico de mortalidad-

Lo de jodido no lo digo por decir, veréis. Esta jerga de personaje matón del Tarantino es la que usé sin darme cuenta al, casi, caer en cada uno de los tres movimientos difíciles finales de un octavo de Montserrat (Somni diabòlic, 8a). Aun no sé cómo me aferré a la roca que surca esa vía en los últimos estertores del año –peazo rapsoda soy- mientras me decía cosas muy feas a mí misma para sacar la rabia, todo ello tan inconscientemente que al llegar al canto salvador estaba perpleja –rapsoda y poseída, lo que me faltaba-. Un buen final de año, sin duda.


Noche de Fin de Año, fiesta, descontrol, bacanal y desfase total. Y lo segundo no son cagaditas de cabra sino catànies, los dulces perfectos típicos de Vilafranca del Penedès.

Pero un mejor inicio. En los albores de este nuevo año, puedo presumir de haberlo inaugurado escalando, como manda la Ley (la mía, claro). El día uno en Terradets con Lluiset, que encadena su primer 7c+ (é una mujé digna de admirá), e Ignasi, que apretó de lo lindo. La menda encadenó Primera línea, un octavo venido a menos en cuanto a grado, 7c+, y adherencia pero no en cuanto a elegancia, o sea, igual que un Ferrero Rocher. Y el día dos lo pasé escalando y cotorreando, perdón, argumentando acerca de temas trascendentales con Anna en Santa Linya. Eso sí es empezar bien el año y no los cotillones de dos días de resaca, y no miro a nadie…