lunes, 25 de agosto de 2014

Segundo asalto estival

Este es un verano raro. Las temperaturas están siendo demasiado buenas* para trepar y nosotros no las aprovechamos (lo que os digo, raro de cojones). ¿Qué hemos hecho entonces? De manera coincidente con el tipo que merodea bajo el mismo techo que yo hemos disfrutado de unas cuantas sesiones de resina en el búlder. La guinda a estos días de encierro plafonero fue hace un par de semanas en la décima competición Bisbal Vertical donde conseguimos hacer un insólito doblete que quedaría para siempre en los anales de la historia familiar, si los tuviésemos (¿no os parece bonito usar la palabra anal y no estar refiriéndose a un culo? fascinante...). Y este sábado pasado, aun con la carrerilla de la compe anterior, participé en el tercer ibloc que montan los simpáticos de Ingravita –esta vez sin ganar pero igual de contenta-.

En la X Bisbal Vertical. Parece el mismo bloque pero en el de Esteve hay algunas presas menos... Foto: Jordi Santacana
Por otro lado, el resto del tiempo ocioso lo hemos ocupado con temas de índoles variadas. A Esteve le ha dado –de nuevo- la neura de explorar el mundo de la licorería, las conservas, la recolección y la producción a gran escala, poniendo a prueba la capacidad de almacenaje de casa: que si limonchello, que si patxarán, que si mermelada de moras, que si hierbas aromáticas, que si almendras, que si ciruelas... En fin, ya puede venir el apocalipsis.

Por mi parte, he dedicado el tiempo a otros menesteres más lúdicos -llamadme vaga-. Primero me uní a mis progenitores en un par de etapas de la transpirenaica (GR 11) donde tuve mucho tiempo para pensar. Desgraciadamente, anduve canturreando por las montañas y no lo aproveché. 

Reflexionando entre Planoles y Puigcerdà.
Luego seguí en casa enganchada a la sádica narrativa de George Martin (gràcies Akane!) al mismo tiempo que intentaba convencer a mi padre para que mirase la serie Juego de Tronos –la excusa perfecta para volverla a ver-. De ahí ha nacido el trueque más atípico que se recuerda en los anales de la historia familiar (ay no, que no tenemos): él mira Juego de Tronos conmigo sin bostezar demasiado y yo presto atención a sus clases de ajedrez disimulando al máximo el fallo genético que hay en mí en materia de peones, alfiles y demás calaña.

Ah, y también he subido algún día a Sant Llorenç del Munt donde he encadenado dos vías. De hecho, yo venía a hablaros de esto –de verdad, cómo me enrollo-. Os cuento: hace un par de años probé por primera vez Kirkut (8a+) y Zurich (7c+), ambas vías del Mur Blau (con esto quiero haceros ver que las condiciones son muy similares para las dos rutas: roca, clima, estado de forma personal, etc.). Desde entonces, las he ido probando esporádicamente y a la par hasta encadenarlas este verano. La cuestión es que Zurich me ha costado bastantes más intentos que Kirkut lo cual me llama potentemente la atención y me reafirma en la idea de que el grado es muy subjetivo. Ojo, no estoy poniendo en duda la graduación de estas vías, sino quitándole importancia. Sé que hay mucha gente que ha encadenado rápidamente Zurich y, en cambio, no así la otra vía, con lo cual entiendo que, de manera general, Kirkut es más difícil que Zurich. Llegados a este punto, inquietantes preguntas me asaltan: ¿Qué implica que una vía de un grado inferior nos cueste más intentos que una vía de un grado superior? ¿Es que acaso la dificultad no viene marcada también por el número de intentos que necesitamos dar a una vía para encadenarla? ¿Qué pasaría con los grados si realmente llegase el apocalipsis? ¿Y con las hormigas? ¿Seguirían acudiendo en masa a mi cocina?

Para quien se pregunte si esto de competir motiva. En serio, mirad cuánta motivación trasciende de la imagen... (Nois, ja em perdonareu per fer-vos serivr d'escalador-objecte jeje) Foto: Ana Linde


*Que ahora resulta que el cambio climático va a dar un parón hasta dentro de unos años –dicen los “científicos” que hasta 2025, lo podéis ver aquí -. Así que, tranquilos, lo que algunos escépticos llevan tiempo afirmando se confirma: a día de hoy no se tiene demasiada idea de cómo va a evolucionar el clima terrestre (y aun así, se continúa negando la evidencia a los ojos del mundo). Me gustaría pensar que este es uno de los mayores engaños de nuestra era…pero creo que aun los hay peores.