jueves, 29 de agosto de 2013

Visualización

El otro día discutía con Esteve acerca de la visualización. Él me comentaba que, hoy en día, raramente visualiza las vías; solo lo hace puntualmente con aquellas que son difíciles de recordar y únicamente con el objetivo de tenerlas más claras. Yo, en cambio, visualizo a menudo, cuando tengo una vía en mente, sea fácil o difícil, evidente o liosa. Normalmente visualizo en la cama, antes de quedarme frita. Pero también mientras conduzco, nado, corro, cocino, dependiendo de lo motivada que esté. Si bien es cierto que la mente, a veces -muchas veces-, me juega malas pasadas y, en medio de un pegue imaginado, se me rompen cantos, se parten cintas, me caen escaladores encima, me muerden murciélagos o, simplemente, acabo pensando en cosas que aparentemente no tienen nada que ver. 

En cualquier caso, creo que la visualización es una ayuda indispensable para llegar a la cadena exitosa y con menos pegues. Aunque hay personas que prescinden de ella, para mí es casi elemental. 

Opino que, en mi caso, la visualización es importante por dos motivos:

1- Para recordar los movimientos e interiorizarlos de manera que durante la ejecución me mueva más fluida y eficazmente. 

2- Para asumir que puedo encadenar esa vía. Es decir, para ganarle el juego a la psique y así disminuir la presión en el momento de escalar. 

Como es un tema poco discutido por la comunidad escaladora (confesémoslo, después de un buen día de escalada y ante un par de cervecitas con los amigos, nos apetece hablar de muchas cosas pero ninguna de ellas trata sobre la visualización) he sondeado a varias personas asiduas a esto de trepar para considerar sus experiencias y opiniones. Personalmente, me ha interesado observar la variedad de ideas aportadas y la diversidad de usos de la visualización. Creo que es de lo más interesante que se ha visto por este blog -cosa nada difícil, por otro lado-. Ahí van unas cuantas frases tecleadas por dedos sabios y callosos como respuesta a mi pregunta ¿Visualizas tus proyectos?:

Mar Àlvarez
Quédate con la idea general: "Visualizar, y eso qué es??" jajajaja
La verdad es que no, nunca visualizo mis proyectos. Quizá al principio de empezar a escalar, más que nada porque no pensaba en otra cosa que no fuera la pared, incluso por la noche soñaba con que me subía por lugares dificilísimos que debían ser como 9c o así jajaja qué desilusión cuando me despertaba y me daba cuenta que por lo máximo por lo que me subía era 6b jajaja. Ahora en serio, no visualizo nunca. Cuando dejo el sector de escalada me olvido por completo de la vía que estoy probando, y cuanto menos piense en ella mejor. No me gusta estar a todas horas pensando en vertical. Ni siquiera los momentos antes de subirme por la vía, como mucho si no tengo algún paso claro intento recordar sus movimientos y ya está. 
Lo de visualizar, imagino que es útil en los segundos o terceros pegues para recordar exactamente los movimientos y no equivocarse, pero cuando ya se tiene la vía matizada es algo que depende de cada uno, cada persona es un mundo y no a todas nos van bien las mismas técnicas. No creo en las técnicas universales sino en las personales. 

Oriol Salvadó
Sí que visualitzo, sobretot quan porto masses pegues pel meu gust! si és una via que em costa, i que tinc ganes de fer-la, ho faig molt sovint, i sobretot al llit... Quant a la utilitat, això ja és més difícil. Diria que per l'escalada no ho és massa, però PER NO DORMIR va de puta mare, ja que em poso tan nerviós, que em desvetllo...

Teresa Troya
Realmente no acostumbro a visualizar mis proyectos y de hecho no me gusta. Si visualizo demasiado voy más automática, sin pensar en los movimientos y por lo tanto menos concentrada en lo importante y más en sumideros de energía (como sensaciones, alejes, ... ). Lo que sí suelo visualizar son las secciones duras. En cambio, en vías a vista, flash o en competición, cuanto más y mejor visualice, mejor resultado y sensaciones. En cuanto a su utilidad, creo que sí, en todos los deportes se visualiza. Pero como todo, depende de cada uno. 

Iris Matamoros
Yo no es que sea de visualizar siempre todo, pero sí que hay 2 o 3 casos en los que suelo hacerlo: 1. Cuando voy a dar un pegue a vista; intento visualizar y descifrar todo lo que puedo desde el suelo. 2. Cuando voy a dar un pegue al flash a algo muy duro; intento tener muy claro lo que haré en cada momento para luego ir al "plan". 3. Cuando en una vía ensayada hay una secuencia de gran complejidad, de esas en las que tienes prestar atención a varias cosas a la vez y sino vas para abajo! En este caso me gusta visualizar bien antes del pegue y así llegar a la secuencia como si ya la hubiera hecho varias veces! Creo que sí, que es muy útil, pero no es fácil hacerlo bien. ¡No es solo imaginarse escalando! 

Andrea Cartas 
Pues sí que visualizo, de hecho lo hacemos los dos (Carlos y yo). Personalmente, creo que es muy ventajoso recordar las secuencias para "ahorrar pegues" e incluso conseguir coger el ritmo a la vía con más facilidad. Suelo recordar aquellos movimientos que me suponen un problema, trato de imaginarme haciéndolos, resolviendo la secuencia de manera más eficaz... Así cuando llega el momento de la verdad, mi cuerpo responde como si ya lo tuviese automatizado, solo se deja fluir... Es malo pensar cuando escalas, lo mejor es dejarse llevar y colocarse de manera adecuada, por eso, haber visualizado secuencias previamente ayuda mucho. 
También está el tema de visualizar para automotivarse, o visualizar para aumentar la focalización o para simplemente no pasar miedo en un aleje o evitar la presión en situaciones de estrés... En fin, el tema tiene para rato y como me enrollo mucho siempre te lo dejo a tu retorcida imaginación. 

Dani Moreno
La visualización desde el suelo para una vía a vista, para mí es importante echarle un vistazo a la vía, intentar dilucidar los movimientos o las secciones... pero en estos intentos no tiene tanta importancia como el ritmo a la hora de escalar y la velocidad a la hora de tomar decisiones una vez estas metido en la ruta o visualizar las secciones en el momento. 
Para mí cobra más importancia la visualización (o ensayo en imaginación creo que sería la palabra correcta) en una vía ensayada, el verte a ti mismo en tu mente haciendo esa secuencia que tanto se te resiste, escalando a ritmo y sin dudar, estas prácticas viéndonos a nosotros mismos escalando como se "debería" nos predisponen positivamente.
Cuando la cosa ha pasada de ser una vía ensayada, a un proyecto, y de ahí a una obsesión... yo creo que se quiera o no uno vive por y para esa vía en concreto, sueñas con la vía, diseñas bloques idénticos a cada una de sus secuencias, te quedas embobado en cualquier momento viéndote en la ruta, intentar sentir como agarrarás la pinza de la tercera chapa, etc. Yo creo que es un proceso "positivo" porque esa ambición te empuja al final a encadenar... pero a la vez, si no conseguimos controlar nuestra mente en este aspecto y se convierte en una pura obsesión es MUY negativo, ya que derrochas (aunque se crea que no) muchas energías en cada "ensayo en imaginación", es más, en cada uno de estos pegues ficticios recreas sensaciones que si una vez en la ruta no tienes te condicionan al fracaso.
A mí me gusta motivarme con un proyecto, diseñar bloques, darle pegues, soñar con él, pero intento controlar mucho lo de verme a mí mismo escalando en él (ensayo en imaginación) antes de ir a dormir o cuando sea, prefiero visualizar en el momento mismo de la acción, justo antes de acometer la ruta.

Lali Bofill
La veritat és que som una mica anàrquics amb el tema. El Quim no ho fa mai, és d'aquells que quan enganxa el llit es queda fos. El que si fa i jo també és el típic moment que baixes de la via i et quedes empanat amb la mirada perduda i els gats a la mà recordant els moviments. I jo, algunes vegades ho he provat però sense adonar-me em trobo pensant en altres coses, sóc una mica dispersa. Per mi és un bon recurs que hi ha gent que sap aprofitar i d'altres que no. El que si practico és interioritzar les bones sensacions que tinc en una via (per exemple, si un dia l'he montat flutant o m'han sortit bé els passos dificils...) i el dia que vaig encadenant intento recorre a aquestes pensaments/sensacions. En canvi si un dia la via no em va bé, allò que no saps perquè i t'arrossegues, intento no tenir en compte aquestes sensacions. 

Dani Fuertes
Yo creo que siempre es útil visualizar, tanto cuando escalas a vista (evidente) como en tus proyectos.
Cuando escalas "a vista" la visualización y el coco (la manera de afrontar ese "a vista") es el 50% del encadene, esto es una evidencia, todas las vías que puedas hacer en dos o tres pegues o en el día, puedes hacerlas "a vista", es solo cuestión de visualización, en tan poco tiempo a la vía no le ganas nada, con lo que podrías hacerla "a vista", por eso es tan importante la visualización en la escalada "a vista". Esto, por supuesto, es muy difícil, el llegar a escalar una vía "a vista" con el mismo dinamismo y el mismo ritmo con el que la escalas en un segundo pegue es realmente difícil, pero posible!! Por esto hay gente que escala tan bien "a vista" y gente que escala tan mal y no tiene nada que ver con lo fuertes que estén o dejen de estar.
En un proyecto también es muy bueno visualizar, si un proyecto es realmente duro para ti, es bueno visualizarlo en casa, recordar secciones e incluso buscar soluciones para eso pasos que no te salen o que te cuestan, es un trabajo mental en la vía que tienes que hacer en casa y que te ayuda mucho, por lo menos en mi caso. Muchas trucos los he encontrado en casa! y es verdad! pero bueno me imagino que no a todo el mundo le funcionará...
Pienso que si solo te vinculas a tu proyecto cuando estás dándole pegues tienes menos posibilidades de hacerlo que si estás centrado en él también en casa o en el panel, sin entrar en la locura, claro!!! yo, por ejemplo, llevo todo el verano pensando en el proyecto de este otoño!

Recapitulemos. Hemos podido comprobar como cada uno visualiza (o no) con objetivos distintos: recordar secuencias, automatizar movimientos, motivarse, etc. De sus palabras también se extrae que, para algunos, la visualización no parece una herramienta indispensable para encadenar -sobre todo en vías ensayadas- pero sí más útil en vías a vista o en competición. Lo que sí parece una idea general -aunque cada uno lo expresa de distinto modo- es que visualizar mal o en exceso puede ser perjudicial para un encadene. En resumen, que cada uno haga lo que quiera o pueda. Pero, para aquellos que nos gusta visualizar y creemos que nos beneficia, hay mucho camino para explorar y potenciar nuestra visualización.

Como opinión personal, decir que me parece especialmente sorprendente, clarificador y positivo el comentario de Dani Fuertes. Aunque cada párrafo de todos ellos (que nadie se ponga celoso/a!;) )aporta algo interesante. Y por este motivo, porque aquí sí que cada persona tiene su método concreto, me gustaría conocer más opiniones. Es un tema realmente interesante así que, si no os da demasiada pereza, me gustaría que compartieseis vuestra experiencia como han hecho ellos: explicad si visualizáis o no y cómo lo hacéis. :)

jueves, 15 de agosto de 2013

Una tarde en la playa

- ¿Sabes nadar?

- Sí, bueno…he ido a dos cursillos de natación, donde, aparte de ingerir cloro más allá de lo recomendable también he aprendido a dirigir mi cuerpo flotante de un lado a otro de la piscina.
 
Esteve, él sí sabe nadar.

Y, arqueando una ceja, el chico se alejó dando brincos con sus pies de gato y dejándome preocupada mirando la rabiosa espuma de las olas. Está bien, me dije, sé nadar y, aunque quizás no pueda emular a Mireia Belmonte, sí a esa boya amarilla que veo a lo lejos. No me voy a ahogar, no. No a menos que aparezca un tiburón blanco, un banco de medusas cubo –que, aunque australianas, son mortales de necesidad-, el calamar gigante de Julio Verne o un tsunami perdido por el Mediterráneo pero no por eso menos mortífero.

Ignasi. Como se puede ver, y ya es mala pata, el agua estaba movidita justo en la zona de escalada.

Tan apacibles ideas se repetían de nuevo en mi cabeza y llenaban de sudor mis manos, especialmente cuando lo intenté. Me calcé los gatos y subí por el pequeño acantilado que hay en la Platja de la Móra (La Móra). Dos veces. Hasta conseguí caer en las aguas embravecidas del Mediterraneo –pánico, pánico, pánico-. Pensé que iba a morir, pero al final no. Ja! Me río yo del Cabo de Hornos. 

Yo con el corazón, y el hígado y el páncreas y la bufeta si me apuras, en la boca.
Eso sí, el resto lo pasaron muy bien.

Mirad cuánta espuma. Y Esteve tan contento. Como se nota que no ha visto La tormenta perfecta.

jueves, 8 de agosto de 2013

Vacaciones simétricas

Dos eran nuestras premisas para las vacaciones: la primera, escalar en sitios frescos y, la segunda, escalar en sitios tranquilos. Con estas ideas en mente salimos dirección noroeste, sabiendo donde empezaríamos pero desconociendo el destino final. La ruta, vista retrospectiva y nostálgicamente, ha cumplido con las expectativas iniciales así que, para quien pueda servirle, detallo ligeramente el viaje (y cuando digo ligeramente no me refiero, para regocijo vuestro, a un texto corto; sino a uno bien largo pues siento que el don de la brevedad lo perdí hace ya dos líneas). Vamos a ello!
La ruta, bastante simétrica a la ida y a la vuelta, Google Maps mediante.
Los Meses

Pequeña pared ubicada en Canfranc, población oscense cercana a Francia –fue un paso fronterizo clave en tiempos revueltos como la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial o la Fiesta Mayor de Jaca- con una estación de trenes tan espectacular como sobredimensionada. 

Pero a lo que iba, la escuela de Los Meses es ideal para los meses de verano. Si vais, aparte de poder hacer bromas tan malas, podréis disfrutar de sus vías de resistencia, técnicas y atléticas, cobijadas en la frescura del bosque pirenaico. Para más información consultad aquí: escuelalosmeses.blogspot.com.es
El pequeño paraiso perdido de Los Meses.
Cicera

De vuelta al desfiladero de la Hermida, tres años más tarde, y todo sigue igual –o mejor-. Imaginábamos que las vías estarían más sobadas y marcadas, pero nada de eso: siguen (muy) adherentes y, algunas, sin pizca de magnesio.

Atención si vais a dormir a Santa María de Lebeña porque es un antiguo recinto sagrado druida y no solo corréis el riesgo de que se os aparezca un duende celta cabreado (y no sabéis la mala leche que gastan desde que les han recortado el sueldo), sino que también os arriesgáis a que os multe la benemérita. Que por cierto, también van de verde.

Total, que en Cicera nos reencontramos con Ruben y Cris, a los que no veíamos desde Fin de Año. Ellos sí que son buenos (y no los duendecillos verdes) y nos recomendaron dos sitios clave: La playa de Torimbia, donde tomé mi primer baño en el Cantábrico -una, que es de pueblo- y Teverga, donde luego os contaré. Faltan palabras de agradecimiento en el diccionario de la RAE para expresar mi gratitud eterna hacia ellos por tan magníficos descubrimientos.
Atardecer romántico en Torimbia mientras los vecinos hacían sardinada escuchando al Fary.

Teverga

Dejando a un lado los 7a’s, Teverga es un paraje para enamorarse, precioso, de 10 estrellas sobre 5. De ahí me gustó todo: la roca, tan buena; la gente, tan amable; la temperatura, tan fresca; el entorno, tan verde; y la ternera, tan rica.

Aunque, como os he advertido, los 7a’s son auténticos muros inescalables. Ya el primer día nos tumbaron tres y pensamos que nos habíamos equivocado de destino. Pero perseveramos y, aunque nos continuamos cayendo en los 7a’s, empezamos a encadenar otras vías más difíciles (de grado, que no de dificultad –hete aquí la paradoja-).
Estirándome al máximo en el paso largo de la entrada de Samba pa ti, 8a del Covachón. Foto: Manuel González.

Esteve disfrutando del desplome en Loba Flaca, otro 8a de continuidad del Covachón. Foto: Manuel González.
En Teverga, además, se pueden hacer otras actividades igual de sufridas que los 7a’s. Nosotros, por ejemplo, hicimos la Senda del Oso en bici, para congratulo de nuestras delicadas posaderas tan poco acostumbradas al sillín. Otro día, escarmentados del rollito cicloturismo, salimos a correr por la dichosa Senda, antigua vía de tren minera. Realmente vale la pena darse un garbeo senda arriba, senda abajo (pero si vais a hacerlo en bici…llevad culotte).

Estuvimos casi dos semanas escalando por allí y todo iba según lo previsto, encadenando bastantes vías pero cayendo en los 7a’s, hasta que un día, de repente, llegó el calor. Y nos fuimos.

Rumenes

Antes de ir a este sector de chorreras góticas que te sorprenden por la espalda mientras escalas, fuimos al pueblecillo de Búlnes, para gozar de las vistas del Naranjo. La gente sube ahí con un funicular que te ahorra 400 metros de desnivel. Pero nosotros preferimos ahorrarnos los 17 euros que te vale el corto trayecto y subimos andando alegremente, entre cabritas y un riachuelo, hasta el mirador del Picu. Ciertamente, mucho mejor la segunda opción, independientemente del dinero invertido. Algo curioso, pues para los propietarios del funicular es totalmente al revés: mucho mejor la primera opción, totalmente dependiente del dinero ahí invertido.
Collage Asturiano con el Picu Uriellu presidiendo. Atención a las deliciosas y calóricas Corbatas de Unquera y a la también deliciosa pero adelgazante guía de Escalada en Asturias.
Al día siguiente reemprendimos la actividad trepadora en Rumenes, disfrutando de sus vías largas y espectaculares y del aire húmedo y fresquito que anunciaba lluvia. Solo pudimos escalar un día porque el agua y el calendario nos obligaron a marchar dirección este, hacia casa. 

Antes de finiquitar las vacaciones, y para hacer más agradable el camino de vuelta, volvimos un día a Los Meses y, de ahí, a relajar los brazos –y cargar las lumbares- buscando setas por el Pirineo. Parece mentira pero esto de divagar como zombis jorobados por un bosque durante horas y horas observando hongos nos tiene totalmente enganchados. Pero, comprendedme, la recompensa, igual que en la escalada, bien lo vale.

Boletus en un lugar no muy lejano (entiéndase "no muy lejano" como de aquí a Alfa Centauri, ser más precisa no me está permitido).