viernes, 22 de febrero de 2013

Una semana y media


Transcribo fielmente lo que cada noche he ido apuntando –a mano! soy una nostálgica- en una libretita a modo de cuaderno de bitácora. Perdonad por las imprecisiones en los tiempos verbales (ya se que a muchos os la pela, pero a mi madre y a los alumnos de Silvia, no –o no debería!-):

Día 1, Masriudoms
Después de escalar extrañamente solos en este sector -más partido no le podemos sacar a las cuatro vías que tiene-, emprendemos el viaje hacia Chulilla.

En la auto, el oído musical de mi socio es puesto a prueba (un juego que él odia y que yo adoro). Suena Queen y le pregunto a ver si reconoce qué es. ¡Aleluya! Por fin parece que Esteve ya identifica a Freddy; no así al revés, cosa que me tranquiliza enormemente (contactar con ultratumba siempre me puso un pelín nerviosa).

Día 2, Chulilla
Hoy una gitana me ha echado un mal de ojo:

Viento infernal + Rompo una claraboya de la auto + Me caigo repetidamente en un 7a + Me desangro femeninamente.

Imposible ir bien peinada y sonreír al mismo tiempo.

Día 3, Chulilla
Andamos buscando, sin éxito, una claraboya. De momento el hueco está tapado con práctica cinta americana. En la NASA la usan para sellar fisuras en los soleados ventanucos de las naves pues se conoce que ahí fuera hace casi tanto viento como en Chulilla. 
Detalle del Voyager II
Paseamos por el cañón y parece que el viento afloja: ya solo se lleva las palabras. Esteve me da una colleja por cursi. Yo le invito a galletas para merendar: le falta medio kilo para llegar a los 80. Me vuelve a dar otra colleja. Empiezo a sospechar que le va el sado, ahora que está tan de moda.

Día 4, Chulilla
En la Patagonia se está mejor que aquí. Hoy la gente huye del sector y nos quedamos solos. Sensación estúpidamente heroica. Escalando tengo la sensación de que el viento me va a arrancar de la pared y, además, hace mucho frío. Bajo con los pies blancos y anestesiados, sería un buen momento para operarlos de juanetes, caso de tenerlos.
Claramente horrorizada.
Volvemos a la auto para pensar qué hacer: de momento decidimos no abrir más claraboyas aunque, a escondidas, abro y cierro una de ellas. Me gusta el riesgo.

Finalmente, ponemos rumbo a un nuevo sitio para nosotros: Cuenca.

Día 5, Cuenca
La querida Andrea nos recomienda vías para probar. Concretamente nos insta a que hagamos El calvario del sicario, a vista. Una vez allí nos enteramos de que un tal Ondra, un tipo discreto que ya habíamos clisado en Oliana, lo ha hecho el día antes. ¿Casualidad? No lo creo.

Nada más llegar al primer sector (Sombretivo), vemos lo siguiente: 

¿Qué querrá decir? ¿Escalada en Cuena, Estamos Contentos, Esteve Casas, Esturión Confuso, Endocrino Caprichoso? Es una señal, aunque misteriosa, sin duda.

El tal Ondra nos persigue y con tal de chafarnos las vías a vista hace lo que sea. Por la tarde, cambiamos de sector (Martín Alaja) y, mientras yo me arrastro tan tranquila por un 8a+, llega Ondra y los mass media. El tío encadena, a vista y del tirón, Terapia de grito (8c) y Public Enemy (8b), ya nunca las podremos hacer a vista. La verdad es que tengo la impresión de practicar un deporte totalmente distinto al suyo.

Día 6, Cuenca
Visita a la ciudad de Cuenca donde paseamos por el precioso casco antiguo. Los callejones estrechos me hacen pensar que antes se pasaban por el forro la normativa europea de construcción.

No os imagináis lo que agradecí estar al sol. Casas colgantes al fondo, por donde el pino.
Luego vamos a Valdecabras, a ojear los sectores. Allí coincidimos con escaladores nativos conquenses, quienes resuelven efectivamente todas nuestras dudas: ¿Qué vía es esa? ¿A qué hora entra la sombra? ¿Hará sol mañana? ¿Existe el más allá? Y, caso de haberlo ¿Es difícil de encontrar?

Día 7, Cuenca
La noticia del meteorito ruso me deja con miedo en el cuerpo. Imagino que cae el meteorito gordo y ecatómbico esta noche: mis palabras quedarían solo en esta libreta cutre que me dieron en un curso de prevención laboral (allí nunca nos mencionaron qué hacer en caso de impacto cósmico). Si chocase, ya nadie sabría que Esteve encadenó un 8a al flash o que hemos cenado alcachofas salteadas. Pues vale, que caiga, pero no en el hueco de la claraboya –que de momento aguanta aeronáuticamente-.

Día 8, Cuenca
El meteorito nos ignoró como una Infanta Cristina cualquiera (sí, de esas que dicen no saber nada). Gracias a eso seguimos vivos y podemos ir a escalar a Valdecabras Sur.

Hoy es sábado y hay mucho ambientillo. La gente es muy amable y simpática, aunque no pierden de vista a mi kalashnikov, el que siempre llevo para celebrar los encadenes disparando al cielo a lo Iraquí. ¡Qué fácil es hacer amigos!

Día 9, Cuenca
Tregua muscular requerida. Para ello, hemos visitado la ciudad encantada: los barcos, los osos, la lucha entre elefante y cocodrilo, los amantes de Teruel… Yo hasta he visto una piedra que me ha recordado claramente a un meteorito y otra que os juro que parecía un flan casero, de dos huevos concretamente. Es cuestión de echarle imaginación o de bizquear levemente. 

Ciudad Encantada

Día 10, Cuenca
El mini viaje está a punto de caducar: tenemos que volver a casa y, además, dan mal tiempo. Hoy es el último día de escalada conquense y yo lo empiezo cayendo en Cazaprimeras (mítico 8a que Carlos Suarez hizo en solo durante el Pleistoceno) cosa que me mosquea sobremanera. Me insulto pero ingiero fresas y galletas que me reconfortan momentáneamente.

Cambiamos de sector -Valdecabras-, para que el compañero sí finiquite sus tareas pendientes. Se pone contento y tararea un clásico:

M - ¿Qué tarareas? (yo lo sé, pero quiero ver si él es consciente. Debo decir que me regodeo repelentemente en su desconocimiento musical)

E - Ni idea.

M - Di algo, va ¿Tú qué crees?

E - El condor pasa

M - (Me mondo) Prueba otra vez, aunque puedes aprovechar las cinco primeras letras.

E - ¿El congrio?

M - ¡Por el amor de Dios! Tú te imaginas al compositor diciendo “a esta, mi obra magna, le voy a titular el congrio!”

E - El concierto de año nuevo.

M - Y los Strauss revolviéndose en su tumba, junto con tu amigo Freddy. Pero la segunda palabra te vale.

E - El concierto, el concierto… El concierto de Aranjuez!

Touché.

Como aun queda una hora de luz y me siento motivada, volvemos a Cazaprimeras. Allí, suerte loca, están unos chicos probándola, así que puedo usar sus cintas y encadenar in extremis. Es el final feliz de toda escalada.

Dia 11, Carretera
Paramos a comprar miel en El Perelló y los dedos me quedan pringosos de probarla así que no puedo escribir más. Eso o dejo la libreta como unas torrijas.

Día 12, Siurana
Día soleado y fanático en el Campi qui pugui. Mucha gente y muy fuerte. Estamos con Oriol, que nos demuestra con estilo como se escala un 8a de placa en dos minutos y sin inmutarse; él afirmará que es un tío muy técnico, pero sus bíceps le delatan. Y los míos también: han dicho que o ellos o yo, así que toca descansar un poco.

¡Fin del viaje!

lunes, 4 de febrero de 2013

Dale a tu cuerpo alegría


Hoy hablaré de cosas alegres.

Ante las últimas novedades sobre corrupción política, me indigno, ma non troppo. Y es que, no me cansaré de decirlo –sí, año tras año, soy muy cansina- todas estas tramas de estafas, corruptelas y malversaciones son un juego de niños si las comparamos con la gran mentira occidental. Esa es la que me indigna a mí, por un simple hecho de magnitud: más engañados y más pasta derrochada. Que sí, que hablo del puto (léase antropogénico) cambio climático. Me remito otra vez a la prensa de hace diez años, la que vaticinaba un país desértico e inundado por la subida del nivel del mar. 


Que se sepa que el año 1998 fue el más cálido a nivel mundial de los últimos 35 con datos fiables. Pero da igual: ¡venga protocolos “ecológicos” para frenar al CO2! que lo único que consiguen es el movimiento de millones y millones de euros (públicos) que se venden entre países o se gastan en energías muy costosas. Todo ello repercute en cosas tan simples como la factura de la luz. Al final, la emisión mundial de CO2 sigue creciendo y las temperaturas van a su bola, desafiando cualquier predicción. Algo completamente lógico, por otro lado, teniendo en cuenta que los modelos climáticos son modelos fundamentados en los meteorológicos. Es decir: no tenemos ni idea de lo que va a suceder.

¡Hablemos de cosas más alegres!, por ejemplo de Siurana. Sí, a mí también me da la risa cuando pruebo según qué vías. Si Calders me parece duro físicamente, Siurana me parece duro en todos los aspectos. Pero hay que ir: da igual si entre chapa y chapa, aparte del aire que corre entre algunas, hagas cien movimientos (en Rodellar das 4 brazadas y ya estás en la reunión); da igual si pruebas vías de los ochenta y te parece que nunca has escalado nada tan duro; da igual si te cansas más de pies que de brazos. El aprendizaje es total… Y el encadene, casi siempre, ausente. 

Sobre todo mucha calma.
Coñe, si al final este post será un drama. Pues a ver, entre las últimas cosas agradables de las que he disfrutado os puedo contar la visita al nuevo roco de Gárgola o la visión del nuevo socorrista de la piscina. Bien. Me siento capacitada para hablar de lo primero. El caso es que fui a la inauguración de La Reunió (Pallejà) la última creación de Gárgola. Impecable, como siempre, donde destaca –atención!- un campus de chorreras. No pude probarlo porque me había pasado la mañana en la piscina y estaba muerta de nadar tanto (mi intención era ahogarme, no. Ahogarme no, he dicho).

No está de lado, es así. A ver quién es el guapo que sube por ahí...